Calmando el espíritu [Día 2 de Marzo, por la mañana]

Me había despertado temprano como siempre, costumbres de una, y me pegué una buena ducha para despertarme seguida de una terapia de cuidados y mantenimientos físicos, en especial con el pelo al cual tenía mucho cariño. Luego me dirigí al comedor donde comí un muy ligero desayuno y me encaminé al patio a entrenar, sí, ya sabía que no se podia entrenar fuera del dojo, pero no iba a entrenar ningún tipo de arte de lucha, tan solo a camlar el espíritu.

Llegué al patio y me senté justo al lado de la charca donde empecé a acumular mi Reiatsu de forma pacífica y alrededor de mí intentando aprender a concentrarlo, tenía demasiado pero estaba muy disipado y ni siquiera lo usaba, y ya tenía demasiado entrenamiento cuerpo a cuerpo como para seguir entrenando de momento. Necesitaba algo nuevo, quizá me aburría lucha siempre de la misma manera, quizá era hora de aprender a usar la zanpakutoh... fue justo en ese momento cuando la oí que llegaba a mi lado y me hablaba al oído mientras estaba meditando.

-¿Al fin tienes ganas de empezar a usarme, egocéntrica?

-No soy ninguna egocéntrica, solo intento ser útil para la Sociedad de Almas y por mala suerte me tocó en una división donde preferían las manos a las espadas, lo siento... a veces pienso que no eres parte de mí y no te necesito para mejorar.

-Podrías haber sido más fuerte con mi ayuda, o haber obtenido ya el Bankai de haberme preferido usarme a mí antes que tus puños.

-¿Y qué hago con un Bankai? Quizá me hubiesen hecho capitana o teniente... huí de la segunda división porque no me hacían teniente, pero luego me dí cuenta de que realmente no lo quería ser... quiero ser fuerte sin tener responsabilidades... no es justo que me asciendan por saber usar mi Zanpakutoh en vez de usarme a mí misma, lo siento por intentar hacer las cosas por mí misma sin saber apreciarte... pero me he dado cuenta de que prefiero entrenarte a ti también, ¿estoy a tiempo de recuperarte?

-Mira el lado positivo, ya puedes oírme con meditación, quizá dentro de poco podrás materializarme y tengamos una batalla en la que te deje saber mi verdadero nombre.

-¿Eso es un sí?

-Dejémoslo en un "a lo mejor", aún tienes que demostrarme que quieres usarme a parte de para purificar Pluses y Hollows.

Entonces agarré la Zanpakutoh saliendo de mi meditación y la desenfundé.

-Eres muy terca, ¿lo sabías?

Me dirigía hacia mi despacho, pare ver si tenía que resolver algún papeleo, que seguro que si por que ocn esto de los traslados improtaba poco que el capitán trabajara, que lo hacía. Sin embargo, simepre había algo que hacer. Cosas atrasadas, fichas que completar, libretos de misiones por rellenas...que aburrimiento...

Decidí dar un pequeño rodeo, asomarme un rato por el patio a tomar aire puro, y a ver si la brisa me traía las ganas de trabajar o se llevaba mi pereza, lo que sucediese primero...

Entonces observé a la rubia, la 20º al mando, parecía estar meditando en el patio. Aquella postura me recordó mis propias meditaciones, aunque me resultaba extraño. Si noe ra pro hobby solo había una razón para meditar. Había leído en su historial ciertas cosas que me habían sorprendido...

Decidí acercarme a ella, sin hacerme notar. Mi riatsu estaba bien contenido, y era completamente pacífico. Apenas supondría un cambio si estaba bien concentrada. Observé a la mujer levantarse y desenvainar su zampakuto, mientras parecía despedir su estado de meditación y decía...

-Eres muy terca, ¿lo sabías?...

-Suelen serlo, sobre todo si te niegas a escuchar...-dije dirigiéndome a la mujer con tono afable. Sonreí tiernamente a la mujer y me acerqué un poco hasta quedar a su nivel. Me puse frente a ella y la observé con la espada desenvainada.

-Buenos días, 20º oficil al mando Ashirana - dije con tono correcto - disculpe la interrupción...-dije haciendo una correctísima reverencia - ¿Le importa si me quedo?...

[FDP: si hay algun problema me voy]

-Suelen serlo, sobre todo si te niegas a escuchar...

Me di la vuelta rápidamente envainando la zanpakutoh con buenos reflejos, se suponía que no se podía desenvainar armas fuera del dojo si no era por una buena razón y aún fue más mi sorpresa al ver que era la teniente la que me miraba, aunque no con un gesto duro y de castigo, más bien lo contrario.

-Buenos días, 20º oficil al mando Ashirana disculpe la interrupción... ¿Le importa si me quedo?...

Se reverenció y habló usando un acento recto y amable, por un momento me creí yo la teniente luego respondí moviendo la cabeza con negación.

-Directamente ni siquiera prestaba atención, la ignoré por completo, como si no existiera -suspiré- buenos días Yakushiji Fukutaicho -hice una reverencia para responderla- los Shinigamis tenemos las Zanpakutoh como aliadas, pero no son parte de nosotros, son un ente ajeno que nos apoya... ¿tan raro es querer evolucionar por uno mismo sin necesidad de ayuda externa ni tan siquiera de nuestra propia Zanpakutoh? Nadie tiene esa respuesta, ¿verdad? No lo hago por capricho, ni siquiera tengo nada en contra de ella, pero ¿cuántos casos se han dado en la Sociedad de almas de Shinigamis que se volvieron Capitanes sin necesidad de tener Bankai? ¿Media decena, media docena en tres mil años de historia? Imagínese si esas personas además de los poderes que tenían para servir como capitanes hubiesen tenido un Bankai... me ha costado tanto tiempo entrenarme en lo que destaco... parece como si me faltara tiempo... si uno se entrena en todo no destaca en nada... si entrenas en una cosa, eres mediocre en las demás... no se puede tener la perfección, ¿no? Y lo más triste de todo es que no lo hago por mí misma, solo quiero servir a la Sociedad de almas... no quiero poder por beneficio propio, y aún así parece un camino más difícil...

Me quedé callada ya, había hablado demasiado a una persona que acababa de conocer, además, la miré bien de cerca, ¿cuantos años podía tener? No era por meterme con ella, pero no podía ser mucho más que una jovencita... ¿qué habrá hecho para ser teniente? ¿Habrá gente que nace con más suerte que otros?, llevo 200 años de mi vida entrenando y esta chiquilla de aquí es más fuerte que yo... era deprimente... me sentía impotente...

Observé a aquella mujer con el mismo gesto, ligeramente infantil en la mirada, sin embargo, analizaba cada una de sus palabras. Su tono de voz al decirlas y su expresión corporal. Parecía ser sincera...

La observé mientras me explicaba todas aquellas cosas, era una mujer con una mentalidad un tanto peculiar, y sin embargo su última frase hizo que se me dibujara una pequeña sonrisa de satisfacción sincera, que en seguida quedó bloqueada por mi expresión tranquila y aniñada.

-Sois una mujer poco corriente - dije mientras me acercaba un poco a ella, dando leves pasos - Os centráis en vuestro esfuerzo. Es muy noble que queráis evolucionar por vuestra cuenta, sin embargo creo que debo advertiros en que estáis algo herrada en una cosa...

Me dispuse frente a ella a un par de metros para que pudiera verme bien. Por mucho que me molestara no me gustaba que la gente bajase mucho la cabeza para mirarme. Me hacía sentir aún mas pequeña.

-Las zampakutos no son meros entes que nos apoyan. Las zampakutos son seres independientes de nosotros, pero forman parte de nosotros mismos. ¿Por que creeis que cada uno tiene la suya? - dije obviando la respuesta - Es parte de usted, el usarla o no depende de usted misma. Creo que resulta estupendo poder contar con esas almas que en muchos casos, nos apoyan incondicionalmente a cambio de muy poco. Dan mas de lo que piden Ashirana san...No le diré como debe hacer las cosas, pero creo que rechazar algo que es parte de uno mismo no es muy sano.

Tomé un momento y ladee la cabeza, mi pequeño mechon flotó con la ligera brisa que movía las nubes. Era un día nublado y tranquilo. Si, claro...

-¿Sabe cuanta gente mataría por tener una oportunidad como la vuestra? - dije mirándola con un brillo en los ojos que por un momento pareció distante y melancólico - ¿Sabe cuanta gente daría lo que fuera por estar en su situación?

No esperaba que se lo tomara como un sermón. Tan solo me había comentado algo, y ya como teniente o como compañera, estaba dándole mi visión. Quizá conseguiría que se decidiese a hablar con ella de vez en cuando por lo menos. Era algo maravilloso que no podía dejar escapar.

- Como bien ha dicho, no podemos ser perfectos. Destacará en algunas cosas, y en otras no. No se puede tener todo. Sin embargo querer emprender el camino del esfuerzo personal la honra y la hace admirable. Lo único que la aconsejo es que se tome de vez en cuando unos minutos. Por mucho tiempo que tuviera, no creo que pudiese llegar a ser perfecta, ese es nuestro mayor don -dije en tono un tanto enigmático - pero a pesar de su falta de tiempo seguro que conseguirá encontrar unos minutos al día, al menos para hablar...

Esperaba que entendiera lo que quería decir. Pero sobretodo que se o tomara de forma alentadora. Mi tono había sido serio, pero creo que mis palabras podían llegar a animarla bastante. Torcí la cabeza de nuevo mirando al estanque. Habían hecho un gran trabajo en la reconstrucción.

-Sois una mujer poco corriente - esa expresión me dejó más loca todavía - Os centráis en vuestro esfuerzo. Es muy noble que queráis evolucionar por vuestra cuenta, sin embargo creo que debo advertiros en que estáis algo herrada en una cosa...

Noble, la palabra clave, me educaron para darlo todo por los demás.

-Las zampakutos no son meros entes que nos apoyan. Las zampakutos son seres independientes de nosotros, pero forman parte de nosotros mismos. ¿Por que creeis que cada uno tiene la suya? Es parte de usted, el usarla o no depende de usted misma. Creo que resulta estupendo poder contar con esas almas que en muchos casos, nos apoyan incondicionalmente a cambio de muy poco. Dan mas de lo que piden Ashirana san...No le diré como debe hacer las cosas, pero creo que rechazar algo que es parte de uno mismo no es muy sano.

Era básicamente lo mismo, pero dicho de otra manera, seguían sin ser nosotros, era un arma, incluso las armas son una ayuda, da igual que estén vivas y vivan dentro de nosotros.

-¿Sabe cuanta gente mataría por tener una oportunidad como la vuestra? ¿Sabe cuanta gente daría lo que fuera por estar en su situación?

La chica parecía querer ponerse en mi lugar, sin duda activar mi Bankai ahora me daría bastante ventaja sobre algunos, pero aún dudaba de poder hacerlo.

- Como bien ha dicho, no podemos ser perfectos. Destacará en algunas cosas, y en otras no. No se puede tener todo. Sin embargo querer emprender el camino del esfuerzo personal la honra y la hace admirable. Lo único que la aconsejo es que se tome de vez en cuando unos minutos. Por mucho tiempo que tuviera, no creo que pudiese llegar a ser perfecta, ese es nuestro mayor don pero a pesar de su falta de tiempo seguro que conseguirá encontrar unos minutos al día, al menos para hablar...

-Claro, este será mi nuevo sitio de meditación para conocer mejor a mi Zanpakutoh cada día, si se pasa estaría muy bien, siempre es bueno hacer nuevos conocidos.

-Me alegra oír eso...- dije refiriéndome a lo que había comentado de su zampakuto.

Luego sonreí ante el ofrecimiento de la joven rubia, hice una reverencia ligera con la cabeza.

-Gracias por el ofrecimiento, Ashirana san...Lo tendré en cuenta...

Dije dando por aceptado su propuesta. Respiré profundamente y observé un poco el patio, las nubes. Parecía todo tan tranquilo y sin embargo, lo que estaba pro venir no hacía mas que preocuparme y exaltarme. Sin duda alguna aquello acabaría, de una forma u otra, y mas valía que ninguo saliese perjudicado, no al menos alguien que le importara.

-¿Puedo preguntarle que tal le ha ido su adaptación a la nueva división? - pregunté de forma amable dirigiéndole una sonrisa cariñosa. Eran esas cosas que relajaban a uno y le anuimaban - ¿Ha conocido ya algún compañero? ¿Que le ha parecido en general?

Me interesaban sobremanera las respuestas de la muchacha, saber si alguien se encontraba bien denro de su división era un asunto importante sin duda, ya que si empezaban los malos sentimientos ya aún era momento de cortarlos da raiz, y de las impresiones a veces se descubrían malas intenciones ocultas. Mi trabajo era proteger a todos los que estubieran a mi cargo, aunque no quería decir que me creyese mas que ellos. De hecho trataba a cada uno depende del día...

Ashirana parecía una mujer cortés, y sin duda parecía mayor que yo, de modo que la trataba con respeto y ella parecía diigirse a mi de igual modo. Sin embargo no pude evitar percatarme de cierta mirada que me había hechado hace unos momentos. Era algo que me molestaba pero por otro lado entendía...Tener como superior a una niña puede hacer que algunos se frustren, sin embargo no me había ganado el puesto en una tómbola, y eso era algo que se demostraría con el tiempo...

-Me alegra oír eso... -dijo muy convencida- Gracias por el ofrecimiento, Ashirana san...Lo tendré en cuenta... -dijo sonriendo.

-Espero que sea así -yo también sonreí.

-¿Puedo preguntarle que tal le ha ido su adaptación a la nueva división?- parecía que quería cambiar de tema sin ser muy brusca, y lo consiguió, además era una pregunta que quería que me hicieran desde hacía tiempo -¿Ha conocido ya algún compañero? ¿Que le ha parecido en general?

-Estoy en ello aún, solo he conocido a uno y parece que me llevo bien con él. Por lo demás no sé mucho más, solo llevo un mes aquí, y la mudanza duró más de lo que pensaba. Pero me gusta... me está dando buenas razones para no arrepentirme del traslado, quiero ser útil aquí y espero que los demás vean que quiero ser útil.

Necesitaba ser útil y desde luego no les iba a defraudar, no solo era el entrenamiento, también tenía experiencia en el campo y en conocimientos que seguro iban a ser necesarios, siempre y cuando no tuviesen que ver con la segunda división, de lo cual no podía hablar con nadie, fue el trato.

De verdad me dejaron sorprendidas las frases de Ashirana, que parecia una mujer segura y decidida a cumplir con el proposito que tenia en mente. Di un par de pasos hacia el estanque y me quede por un momento observandolo. Ojala todos los shinigamis tubiesen las mimas expectativas, asi iria todo mucho mejor sin duda...

Me preguntaba si seria verdad todo lo que decis ain embargo yo era una mujer mas de hechos que de palabras y sin duda alguna con mi metodo podria comprobar si me decia la verdad o no. Solo habia que darle tiempo al tiempo.

-Asi que ha conocido a un companiero...Puedo preguntar a cual de ellos? - dije sin afan demasiado inquisitivo, aunque no era solo hablar por hablar. Era muy educada y siempre solia hacer las preguntasd adecuadas. Era algo que se aprendia con los anios...

Me mantibe atenta a su respuesta, intentando hacerme un esquema mental de las fichas que habia leido para hubicar a cada uno y con quien tenia conexion. El companierismo ayudaba en las misiones, sin embargo habia algo que me interesaba aun mas fervientemente si cabia. Una vez acabo de contestar se lo dije mientras le hechaba una leve y curiosa mirada, del todo inocente de forma sincera.

-Y digame seniorita Ashirana....Que le parecio el capitan?...-dije mientras me giraba pare verla y copmprobar su reaccion y su respuesta corporal. Posiblemente me responderia educadamente, teniendo en cuenta que era la teniente, pero la verdad es que... con lo del nombrecito, shinju se habia lucido...

[FDP:siento la ortografia, en estte teclado no hay tildes, enies ni apertra de interrogacion, cuando llegue a madrid lo arreglare todo. Gracias por la comprension...]

[FDR: Ingleses... XD y menos mal que no estás en Japón XDD]

-Asi que ha conocido a un compañero... ¿Puedo preguntar a cual de ellos?

-El no tan afamado Gentatsu Tobikunai, es un tipo seguro de sí mismo y amable, pero diría que más de uno se ha dejado llevar por las apariencias y no le tienen en muy buena estima. Pero bueno... ahora me tiene a mí para no sentirse solo. -dije recordando que yo también estaba "sola" con una triste sonrisa.

-Y digame seniorita Ashirana.... ¿Qué le pareció el capitán?...

-El capitán... pues siento ser tan sincera -dije cogiendo un tono más serio y firme- pero creo que el numerito de ayer no fue acorde a lo que me esperaba, no intento juzgar a nadie, y mucho menos por la primera impresión, pero no sé, no tuvo todo el tacto que me esperaba, fue muy seco, soso, indisciplinado, incorregible y... y... la lista es interminable me temo... pero... si algo he aprendido con toda la experiencia que tengo de la vida, que no como Shinigami, es que no puedes esperar que todos sean tan amables como lo eres tú... y mucho menos si no te conocen... tampoco diré que sea un prepotente y un descuidado, y mucho menos que no tenga madera de líder, pero no me pareció una manera correcta de presentarse... más que una presentación, me pareció un ejercicio militar... en fin... por favor, no quiero que me corrija, teniente... prefiero que lo haga el tiempo y él mismo, nadie merece que otro le defienda si no es en su presencia, él será quien decida si debo mirarle de otra manera o tener que verle así todo lo que me quede de tiempo en esta división, si es la segunda opción, al menos me quedará usted, aunque me vea con malos ojos... puedo ver en sus ojos, teniente como le admira... espero que no me defraude...

Me quedé pensativa, no me costaba ser sincera, pero si que otros me mirasen mal por serlo, aunque era la manera del ser humano, defender a los que quieres incluso aunque digas la verdad.

Observe a la mujer mientras decia todo aquello, sin un atisbo de cambio en la mirada. ningun gesto se revelo en mi rostro cuando lanzo una larga perorata de cosas que sin ninguna duda Shinju era, o al menos habia demostrado ser un poco con el numerito del nombre. Sin embargo yo sabia que por mucho que nos doliera, ser aceptado y querido por los subalternos era lo mejor. Si no podia conseguirse eso al menos tendria que ganarse su respeto.

-No se me ocurriria mirarla con malos ojos, Ashirana san. Le dire que en esta division no se castiga la sinceridad- se dibujo una sonrisa en mi rostro, muy afable - Me sorprende que existan shinigamis como usted, y si me permite decirlo, sera un placer tenerla al mando...

Mire de nuevo hacia el estanque con un deje melancolico. Si ellos supieran...

Intente ubicar en la mente al tal gentatsu, un tipo enorme que iba desperdiciando riatsu, sin embargo me parecio divertidisimo. Podria colgarme de su hombro y ni lo notaria...A no ser que fuese para tumbarlo...esperaba que no me subestimara por mi altura...

-No voy a defender lo que hizo el capitan, por que creo firmemente que por muchas palabras que se digan se muestran las cosas con los actos. El mismo debe demostrarselo - dije poniendo las manos a la espalda - Por mucho que yo le admire eso no tiene valor, es usted quien debe otorgarle esa confianza. De modo que algun dia espero que podamos tener otra charla, pero no deje nunca de ser sincera, vale?

Mi deje infantil me caracterizaba, aunque hablase en serio. Mis palabras siempre sonaban sinceras y la inocencia que llevaba impresa en el rostro siempre eran de agradecer por los miembros de la division. Entonces pense que quiza se atreveria a acontestar tan fervientemente a la otra pregunta que me reconcomia...

-Y con esa sinceridad desbordante digame Ashirana san - dije dando dos leves pasos hacia el estanque y dandome la vuelta para mirarla, mientras me doblaba ligeramente en una pose curiosa y la sonrisa no se esfumaba de mi rostro - Puede decirme que impresion le cause cuando se entero de que yo era la teniente?...

[FDP: Gracias por tu comprension Ashi chan...espero que te guste el roleo internacional...XDD]

-No se me ocurriria mirarla con malos ojos, Ashirana san. Le dire que en esta division no se castiga la sinceridad. Me sorprende que existan shinigamis como usted, y si me permite decirlo, sera un placer tenerla al mando... No voy a defender lo que hizo el capitan, por que creo firmemente que por muchas palabras que se digan se muestran las cosas con los actos. El mismo debe demostrarselo. Por mucho que yo le admire eso no tiene valor, es usted quien debe otorgarle esa confianza. De modo que algun dia espero que podamos tener otra charla, pero no deje nunca de ser sincera, vale?

No hacía falta que me lo pidiesen, venía con ello de fabricación.

-Y con esa sinceridad desbordante digame Ashirana san. Puede decirme que impresion le cause cuando se entero de que yo era la teniente?...

No tenía intención de perder la sinceridad y menos con alguien que tenía en frente.

-No tuve ninguna reacción en especial, estaba demasiado centrada en lo que podía ofrecerme el capitán, es algo así como... "dime quien es tu capitán y te diré como es tu teniente" pero veo que ni mucho menos es así, aunque como te he dicho ni siquiera fue algo que pensase demasiado, me enteré hace dos días pero la presentación tenía todas mis neuronas puestas en ella, de todas maneras, espero que mi experiencia le sirva de algo, teniente... no dudo que la tenga, pero sin duda no tendrá tanta como esta vieja de aquí -eso pareció más un "insulto" que un egocetrismo- úsame como lo necesites, consejo, experiencia, sermón, apoyo... solo tiene que pedírmelo y yo estaré ahí más que como una subordinada... pronto será la teniente que todos queremos que sea y que le den a las apariencias. No sería la primera vez que se daría alguien que llega tan alto por su edad, en este loco lugar, hay cabida para todo... y si no, un día ya terminará de convertirse en una mujer y nadie podrá con usted, al menos nadie puede conmigo -saqué la lengua a modo de broma- no deje de ser como es, es la clave. Se supone que no puedo contárselo a nadie, y creo que sería una parte que solo el capitán podría leer si fuese así, pero confíe en mí si le digo que una vez fui yo la que controló a los prisioneros de la Sociedad de almas, aunque dudo que sepa nada de ello.

Creo que tenía confianza en sí misma, pero también se necesitaba saber que los demás tenían confianza en ti, y era lo que ella necesitaba y yo la iba a ayudar todo cuando podía.

Su respuesta fue bastante alentadora, la verdad. No podia decir que todo fuese un camino de rosas, ni que a mi me faltara confianza, pero unos subordinados que tienen en la mente barreras levantadas con duros prejuicios no eran buenos subordinados y eso es algo que cualquiera podria comprobar.

Sonrei ante el gesto de broma de la mujer y luego sin previo aviso me acerque a ella y cogi su mano con las dos manos, mientras una sonrisa calida y tierna, con un deje muy infantil se dibujaba en mi aniniado rostro.

-Gracias Ashirana san, resulta dificil trabajar con subordinados con prejuicios, pero que tu no los tengas me alienta mucho...

Di una pequenia vuelta rodeando a la mujer con pasos ligeros y divertidos y luego me plante frente a ella e hice una reverencia rapida de agradecimiento. Al levanterme ladee la cabeza otorgandole de nuevo mi brillante sonrisa, siempre sincera.

-No debe tener usted demasiada edad Ashirana san, no creo que sea una vieja...-dije recuperando mi excentricismo y perdiendo ese toque serio que habia sobrellebado la conversacion. Parecia que la rubia era mucho mas divertida detras de toda esa formalidad que aunque no me disgustaba, tampcoo me apetecia mantener mucho mas, pudiendo llevar una conversacion mas animada...

-Cuantos anios teneis si se me permite preguntar, joven pelo de oro? - dije asignandola un mote que me parecio que le pegaba. De momento seria ese, hasta quiza, encontrar uno mejor...

[FDR: Entra Tobi, entra XD]

Puede que se hubiese currado todo lo que quisiera llegar hasta allí pero es que seguía siendo una cría, cada gesto, cada palabra, no era malo, desde luego que no, y no había nada de malo en que hablase con alguien así, pero no sé... quizá... quizá pudiese ser más seria si se lo propusiese, pero no era uno de esos momentos.

-Cuantos anios teneis si se me permite preguntar, ¿joven pelo de oro?

¿Joven de pelo de oro? Me dije a mí misma con una cara de sorpresa.

-¿Joven? Este año cumpliré 334 años, teniente... no digo que no haya gente más vieja, pero es difícil entre los Shinigamis llegar a esta edad, ni siquiera los capitanes... y me gustaría tener muchos más, sin duda... pero bueno, a lo que me refiero es que me siento un poco mayor entre tanto... niño... los que aparentan mi edad, la mayoría son llegados del Rukongai y en realidad no tienen tantos años y luego están los que aún son jovenes aunque hayan nacido aquí... hay de todo, pero en ese plan me siento un poco sola, cuantos años tienes tú, ¿Yakushiji?

Caramba, aparentaba ser mucho mas joven. Quiza...quiza unos doscientos algo, pero no muchos mas. Que suerte tenia, aun seguia igual de guapa que entonces, a pesar de la dureza y la seriedad de su rostro. Espere que no le molestara mi caracter infantil.

-De verdad? - le pregunte asombrada posando un dedo en mi barbilla, lo que sin querer me hacia adorable - Debeis de ser muy buena si habeis logrado sobrevivir tanto, y trabajando para la sociedad de almas. Entiendo como os debeis de sentir...- solo que a mi me pasaba a la inversa.

La verdad es que era raro encontrar shinigamis muy mayores y con la nueva reestructuracion mas, pero al menos podia compartir experiencia que nadie tenia, y eso la hacia una gran companiera. Me pregunto mi edad y mire hacia arriba como intentando recordarla.

-Este anio cumplire los 105...-dije con una sonrisa. La verdad es que yo tambien aparentaba menos de mi edad. La equivalencia podria ser de unos 14 anios, mientras que por mi tamanio y mi cara aniniada denotaban quiza 10. no es que me molestara...esperaba que me pasase lo mismo al llegar a la edad de Ashirana...- de todas formas espero que me pase como a ti Ashirana senpai - dije en tono divertido- te conservas muy guapa para la edad que tienes...

Luego me sorprendia un momento, no sabia sia auqella mujer tans eria le molestaria que tubiera esas confianzas...

-Espero que no te moleste mi caracter "pelo de oro", si quieres puedo hablar contigo al modo formal como al principio...es solo que...ahora no estamops en ningun asunto oficial, y no quiero parecer demasiado seria...No suelo ser asi...- no al menos si no me obligaban a serlo...Si tenia que serlo, podia imponer a pesar de mi tamanio, mi voz chillona o mis 104 anios...que se fueran preparando...

[FDR:bienvenido senior tobikunai...]

*Hace rato que lo venían sintiendo algo alejado, pero un enorme reiatsu, vigoroso y llameante, se les iba acercando a una velocidad alarmantemente lenta. Segun iban conversando, esta colosal energía había ido siendo cada vez más nítida y potent, hasta que, por fin, vieron salir unas llamaradas de reiatsu rojas por una de las puertas que daban al patio interior. Pasados unos 10 o 15 segundos, apareció por la puerta una enorme pierna, un brazo ancho como un tronco y, tras encurbarse y agacharse mucho para pasar, el cuerpo entero del coloso de la sexta división.

*Medía más de dos metros y medio y pesaría más de 120 kilos de pura musculatura hipertrofiada, con lo que los tablones de madera que componían el porche del patio empezaron a protestar bajo sus pies. De su espalda pendía una espada más alta que las dos mujeres shinigami que conversaban, al lado de la enorme coleta de pelo negro azabache anudada en cinta roja que colgaba de la nuca del gigante. La expresión de su cara, seria y tosca, concordaba perfectamente con un rostro anguloso y salvage, más parecido al de un depredador que al de un humano, aunque sus ojos marrones no desprendían ninguna agresividad, igual que si energía espiritual*

*Iba andando con los brazos cruzados sobre el pecho, dando pasos larguisimos pero sumamente lentos, con lo que avanzaba a una velocidad normal pese a la longitud de sus piernas. Al salir, miró hacia el estanque y las vió a ambas. Auntomáticamente, reconoció a la teniente y a Ashirana, así que, con su paso sumamente lento, se acercó a ellas, tardando casi más de un minuto en llegar*

*Ante la Teniente, hizo una amplia reverencia, formando un angulo de 90º con su espalda, como indican las normas de protocolo para esas situaciones. Una vez hecha la reverencia, se alzó cuan alto era y se presentó sumamente formal*

- Se presenta Tobikunai Gentatsu, decimoquinto oficial de la sexta división de las trece divisiones protectoras de la corte de los espiritus puros *su voz, pese a ser potente como un trueno y tener cierto tono cazallero y cascado como el gruñido de un animal, refleja una educación y formalidad digna de un noble* . Es un placer conocerla, Kagerou-Dono, teniente de la sexta división de las trece protectoras de la corte de los espiritus puros. Pongo mi cuerpo, mi alma, todas mis fuerzas y el filo de mi espada a su total y absoluta disposición, desde hoy hasta el día de mi muerte.

*Mientras pronuncia el juramento de lealtad, una antigua formula de cortesía, descuelga su inmensa Nodachi de su espalda, clava la rodilla en el suelo con toda la lentitud del mundo y se la tiende, con la empuñadura libre, tomandola solo con la palma de ambas manos*

-Este año cumplire los 105... de todas formas espero que me pase como a ti Ashirana senpai te conservas muy guapa para la edad que tienes...

¿Halagos de una teniente? Algo me dijo que su carácter había cambiado en a penas unos momentos.

-Espero que no te moleste mi caracter "pelo de oro", si quieres puedo hablar contigo al modo formal como al principio...es solo que...ahora no estamops en ningun asunto oficial, y no quiero parecer demasiado seria...No suelo ser asi...

-En absoluto, teniente... al revés, prefiero que seas tú misma... lo entiendo perfectamente, entiendo lo que es tener que fingir alguien que no eres tú -dije algo pensativa recordando mi pasado- además me gusta que me cojan confianza -y que por fin alguien más en esta división me llamara Senpai.

De pronto volví a sentir esa sensación de peso, ese tímido e inocente pero pesado reiatsu se acercaba y eso significaba que alguien venía con él y ya sabía quien era.

-Parece que tenemos visita...

Entonces el enorme coloso Gen entró por la puerta con su lentitud imperturbable, me preguntaba si luchaba también así y como si yo no existiera se presentó a la teniente ignorando mi presencia, a lo que respondí colocándome las gafas.

-Se presenta Tobikunai Gentatsu, decimoquinto oficial de la sexta división de las trece divisiones protectoras de la corte de los espiritus puros. Es un placer conocerla, Kagerou-Dono, teniente de la sexta división de las trece protectoras de la corte de los espiritus puros. Pongo mi cuerpo, mi alma, todas mis fuerzas y el filo de mi espada a su total y absoluta disposición, desde hoy hasta el día de mi muerte.

-¿No ves lo que te decía, teniente? Indisciplinados...

Me puse de nuevo la Zanpakutoh en la espalda y eme fui por donde me vine, me molestó mucho que me ignorase de esa manera.

Oli a ese mastodonte a kilometros, lo que no resultaba demasiado dificil. Incluso alguien con dotes nulas lo habria percibido. Parecia que Ashirana lo habia notado tambien, y posiblemente le conocia, por el tono de voz que haia utilizado para mentar al susodicho.

El hombre se presento, de forma tan formal que me sorprendio completamente. Incluso me llamo Dono. Era tan extremadamente formal que me hizo recuperar mi expresion seria, pero nada dura.

Mientras el hombre me ofrecia su espada, Ashirana se coloco las gafas en un gesto molesto que reconoci al instante, y que no tardo en dejarse ver en las mordaces palabras que pelo de oro le dirigiria despues al gigante Gentatsu, que ahora permanecia con la rodilla en el suelo.

-¿No ves lo que te decía, teniente? Indisciplinados...

Rei divertida ante semejante frase y la observe mientras se iba. Alce el brazo y saludo energicamente unas cuantas veces mientras mi voz resonaba por el patio, de forma contenta:

-Hasta luego, pelo de oro!...-dije mientras sonreia y volvia a centrar mi atencion en el gigante.

Habia recitado a la perfeccion el juramente de lealtad, me tendia la espada de manera correcta y se habia dirigido a mi tan cortes y educadamente que me hacia sentir la reina. Sonrei maternalmente al enorme muchacho, que a pesar de su tamanio no debia tener mucho mas de 25 y me acerque hasta el.

Ese tipo me habia emocionado la primera vez que le vi. Era tan grande que a duras penas le llagaba hasta la cadera si elevaba los brazos. Sin embargo su riatsu, a pesar de llamear, no era belico en absoluto. Cuando llegue cerca de el, tenia la espada a una altura poco comoda para mi, sin duda al tipo le costaria adaptarse a mi tamanio:

-Haz descender tu nodachi - dije severa y autoritaria, con un tono que nada tenia que envidiar a un capitan. Una vez lo hizo me posiciona cerca de la empuniadura. Esperaba que el hombre levantara la cabeza, si no lo hacia daba igual. Pronto me sentiria...

De mis manos comenzo a salir gran cantidad de energia, pero bien concentrada, en un nivel similar al suyo. Electrizante como un rayo, el aura de color cobre se concentraba sobre mis pequenias manos, de modo que sujete la empuniadura de su nodachi y dije:

-Es un placer conocerte, Tobikunai Gentatsu, decimoquinto oficial de la sexta division de las trece divisiones protectoras de la corte de los espiritus puros. Tu cuerpo, tu alma, tus fuerzas y el filo de tu espada estan ahora a mi disposicion hasta el dia de tu muerte...-un aura de color cobre rodeo la espada, el la sentiria como una energia distinta a la suya electrizando la propia, como un cosquilleo - Yo, Yakushiji Kagerou, con esos dones que aceptados quedan, me comprometo sobre mi cargo de teniente a usarlos tan solo en beneficio vuestro o de la division. Quedais bendecido por la lealtad a la sociedad de almas y a la sexta division. Os otorgo la gracia de usar vuestro poder como mejor os parezca hasta el dia de vuestra muerte. Este juramento no sera restituido hasta que reniegue de cuento habeis ofrecido...Ahora levantate, y cumple con tu deber Shinigami...

La energia ceso de electrizar la espada en cuanto mis manos se separaron de la empuniadura. Volvi a concentrarla y la calme, conteniendola sin ningun esfuerzo. No habia exdedido ningun tipo de esfuerzo asi que no me encontraba cansada, espere a que el gigantesco shinigami se levantara y entonces hice una reverencia formal.

-Encantada de conocerte, Tobikunai san...-dije con una sonrisa infantil que parecia incompatible con la formalidad y la cortesia que acababa de mostrar momentos antes, de una forma correctisima.

*Tras finalizar el ritual de lealtad, Gentatsu se puso en pie cuan alto era, mirando a la diminuta muchacha desde las alturas. Realmente, la diferencia de tamaño era colosal*

- El honor es todo mio, Kagerou-Dono *respondió el shinigami gigante, con un tono de voz educado y formal, pese a la informalidad de su teniente y su voz gutural y grave, hablando lo más bajo posible para no estorbar la paz del ambiente* . Espero que tenga la bondad de disculparme un mero instante, apenas unos segundos

*Dicho esto, hace una reverencia de 90º y, con dos de sus enormes pasos, se planta a menos de un metro de la shinigami rubia, Ashirana*

- ¿Se va ya, señorita Iwashiro? *le comenta, con su voz de trueno, pero con toda su educación y formalidad. No es cuestión de ser maleducado con ella, aunque se haya ofendido sin motivo alguno* ¿No quiere quedarse y conversar un rato con la teniente Kaguerou y conmigo?

*Aunque Ashirana se haya saltado el protocolo y se haya ofendido sin motivo, parece que a Gentatsu no le gusta la idea de verla marchar enfadada*

Sentí un reiatsu especial pero no me di la vuelta, aunque la teniente no se había dado cuenta de lo que pasaba, simplemente se pensó que me iba, luego sentí que el enorme reiatsu de Gen se acercaba y habló.

-¿Se va ya, señorita Iwashiro? ¿No quiere quedarse y conversar un rato con la teniente Kaguerou y conmigo?

Y quería cortarle y salir de allí apáticamente, pero no era mi manera de ser, amable hasta en los duros huesos, pero en fin...

-Con la teniente ya he hablado suficiente y no parece que tú quieras hablar conmigo, además parece que sobro aquí -dije ladeando la cabeza para mirar de refilón hacia Gen. Siempre imaginando que la gente era como era, pero la mierda de las reglas, las normas y demás nunca debían ser saltadas, no podía con ello, me resultaba otro cerebro lavado más.

Observe como el enorme hombre se alejaba, posiblemente para pedir disculpas a la seniorita Iwashiro. Siendo como era, o lo poco que conocia, no le habria sentado bien que no la saludara, aunque supongo que el protocolo le obligo a hacerlo. La mujer parecia un poco inconformista respecto a eso, ya que cuando uno era como era, muchas veces nos eguia sinceramente esas reglas...

Ladee la cabeza y sonrei hacia ambos, alce los hombros. Parecia que no entendia nada, auqnue en mi fuero interno quiza si lo hacia. No me gustaban ese tipo de tiranteces entre companieros, aunque si Ashirana se habia molestado era sin duda por que le conocia.

No se pro que me dieron unas ganas locas de hacer lo que hice. Sonrei y di mi primer impulso con decision, haciendome acelerar. Me acerque a ellos a enorme velocidad, y una vez hube llegado frente a la espalda del gigante, tome impulso, me apoye en su cadera con un pie y me sujete con lso brazos a uno de sus hombros. Mi cabeza asomo sobre la suya momentos despues.

-Mira, Ashi senpai...Somos un totem!!...-dije poniendo cara seria, como la solian tener esos cachivaches indios. Luego rei de forma infantil y le dedique una sonrisa cariniosa.

-No te enfades con el, ha sido el protocolo...No lo ha hecho con mala intencion, lo que pasa es que no sabe explicarse...- dije con una sonrisa completamente inocente. Me baje de la espalda del tipo de un salto y me plante a su lado, asiendola por la cintura, dandola un abrazo ligero.

-Espero que no te haya molestado - le dije al gigante mientras le dirighia otra de esas sonrisas inocentes tan encantadoras.- Venga, olvidemos esto...vale Ashi senpai? - dije poniendole ojitos de cordero degollado. Ni aunque fuesen de piedra resistirian eso...

-Mira, Ashi senpai... ¡¡Somos un totem!!... -me quedé con las patas colgando al ver a la teniente subida en el hombro de Gen y decir eso.

-No te enfades con el, ha sido el protocolo...No lo ha hecho con mala intencion, lo que pasa es que no sabe explicarse... -y me quedé aún mas con las patas colgando cuando saltó de Gen y me abrazó, ¿qué clase de teniente era esa? Me puse to' roja.

-Espero que no te haya molestado -le dijo a Gen- Venga, olvidemos esto... vale, ¿Ashi senpai?

¿Quién podría negarse a esa carita y esos ojitos de corderito degollado? Aunque debía de ser Gen quien pidiera disculpas no ella.

-En fin... supongo que tienes razón, pero te acabo de decir hace unos minutos que no me tragaba el protocolo, nadie merece que le traten mejor o peor por su posición o rango. Y no saludar por ser de mayor rango es una absoluta falta de luces y de educación a mi ver.

Miré a la muchacha con la cabeza ladeada, como si no comprendiera. Luego puse mi barbilla en el hueco del índice y el pulgar, en actitud pensativa.

-mm...mm- dije acompañando mis gestos - Entiendo, o sea que lo que te ha molestado es que gen ha hecho el rito de formalidad sin haberte saludado.

Me quedé un momento pensativa y entonces me puse a caminar suavemente en ir y venir como si estubiera buscando la repsuesta al sentido de la vida. Entonces por fin di un golpecito con el puño a mi palma abierta y miré a Gentatsu, señalándole con un acusador dedo índice.

-Dála un abrazo. Así la saludas y la pides perdón...-dije con una sonrisa radiante, que me apoarentaba convencida de que eso lo resolvía todo. - así olvidamos el asunto y podemos aprobechar la mañana...

Dije con un tono serio, despues de haber tosido un par de veces, con expresión solemne. Me quedé mirando a esos dos, a ver si finalmente resolvína sus diferencias. si se abrazaban, me partía el pecho ahí mismo...sin duda alguna...

*Gentatsu miró a la diminuta teniente alzando una ceja, con una expresión que denotaba más incredulidad que sorpresa. ¿En serio acababa de ordenarle que abrazase a alguien del sexo opuesto? ¿De verdad no había pensado en las implicaciones erótico-sexuales que ese acto conllebaba y en el hecho de que podían destituirla de su cargo en caso de que el denunciase esa orden a sus superiores?*

- No pienso cumplir esa sugerencia, teniente *responde el gigante, mirando serio a la chiquilla, con expresión dura y tono de voz formal y educado, pese a su visible consternación* . La ley de la corte me permite elejir, como varón, a quien demuestro dejo de demostrar afecto estando fuera de una misión, siendo un derecho inalienable lo anteriormente estipulado *suelta eso de sopetón, hablando muy lentamente pero con toda la educación del mundo*

Y es más, no le debo ninguna disculpa a la señorita Iwashiro *continúa, mirando alternativamente a ambas* . Pese a que hayamos trabado una cierta relación de camaradería, el protocolo es el protocolo. En la situación en la que estábamos y sabiendo que yo aun no me había presentado a usted, era lo correcto actuar como actué *Su voz no deja en ningun momentod e ser educada, aunque no parece estar excusandose en ningun momento. Simplemente, expone hechos* . Cuando un decimoquinto oficial llega a un lugar y en este hay un teninte y oficiales de rango inferior al suyo, el decimoquinto saludará al teniente y los de rango inferior, a el, teniendo en cuenta que el teniente no se haya movido de la ubicación inicial

*Tras el repaso de las normas, Gentatsu mira a Ashirana*

Usted debería saberlo, señorita Iwashiro. Sin las leyes y las normas, no seríamos mejores que los espectros a los que combatimos