Una Visita Inesperada [1 de Enero, Noche]

Andaba despierta todavía para terminar de recojer los estropicios que algunos habían dejado en la sala de material. Después de colocarlo todo e su sitio, me detuve a observar a los pacientes uno por uno mientrás dormían y reposaban. Hubo un par que me pidió darse un revolcón conmigo pero no les hice caso y les mandé a dormir de un pequeño calambre en la zona herida.

Iba por el pasillo cuando una abrumadora energía sacudió mis entrañas, dejandome sin aliento por unos instantes. Cuando logré reponerme oí los golpes en la puerta y fui a abrir rápidamente.

-¡Joder! ¡¡Por qué no ha venido antes?!.-solté en cuanto vi aquello.

Sin duda alguna, era uno de los herdios de ese día tras las misiones de patrullaje, pero por mi espada que nignuno había llegado tan tarde y con las heridas de esa magnitud. Era un milagro que siguiese vivo.

Intenté serenarme pero la furia me inundaba así que le agarré de la manga y traté de arrastralo para adentro.

-Mira que lo tengo dicho, primero se le cura a uno y luego se hace lo que le da la gana, no al revés.-refunfuñé por el camino hacia la sala de operaciones de emergencia.

-Y nada de presentaciones, ya me dirá su nombre y de donde vienes después, no se le ocurra hablar hasta que al menos le haya recompuesto la cara.-mi malhumor se acrecentó.

Y no era para menos ya que todo el mundo se había ido a dormir y la capitana no estaba, tendría que oscuparme yo sola de aquello.

*Gentatsu alza ambas cejas al recibir ese trato de la teniente, sorprendido. Gracias a este gesto, el párpado izquierdo se alza un poco, dejando más hueco para que los restos de su ojo acaben de salirse de la cuenta en una especie de desborde de humor ocular negrusco y maloliente. Pese a que una experta como Misaki sabe que eso debe haber dolido de forma inimaginable, el gigante mantiene su expresión como si no pasase nada*

*No ejerce ninguna oposición y se deja llebar por la joven, a la que debe sacar más de un metro de altura. Sus pasos son firmes pese a lo dañado que está, y parece un milagro que su piel conserve el calor y el color relativamente saludables, pese a que está algo páldo*

- Pensé que no era tan grave *responde el gigante a la chica, haciendose el tonto de forma totalmente convincente a excepción de su fria mirada. Su voz es completamente serena y no vacila en ningún momento, pese a que normalmente estas cosas suelen probocar graves shocks a los heridos...* . Supuse que tarde o temprano dejaría de sangrar. De hecho, he venido por limpiarme el ojo, ya que lo único que me molesta un poco es el humor saliendome por la cuenca... huele fatal...

*Tal y como la doctora le ha dicho, el gigante no se presenta ni sigue hablando, simplemente se somete a lo que ella le diga. A fin de cuentas, es la experta*

*Su perra, el mal augurio gigante, los sigue silenciosa como una sombra, cual una malvada parca

- Pensé que no era tan grave .-Supuse que tarde o temprano dejaría de sangrar. De hecho, he venido por limpiarme el ojo, ya que lo único que me molesta un poco es el humor saliendome por la cuenca... huele fatal...

Ahogué un gruñido al entrar a una de las salitas especiales con camilla reforzada y los materiales a disposición. Pero sobre todo lo ahogué al oír esas palabras...
Nadie piensa nunca que es tan grave pero por lo menos no llegan con media cara destrozada.

-Túmbese por favor.-indiqué algo más serena señalando la cubierta.

Mientrás lo hiciese, me di la vuelta y revisé las estanterías, recogiendo uno de los aparatos de regeneración de spiritrones, la más avanzada tecnología en medicina de urgencia. No iba a ser fácil usarlo y tampoco estaba segura de que le recompondría aboslutamente todo pero había que intentarlo y no rendirse.

-¿Qué diablos le ha ocurrido?.-le pregunté mientrás ponía en funcionamiento la maquinaria.-parece como si le hubiese explotado un cero en la cara.

*Ante la pregunta, el gigante rie suavemente, en una carcajada de baja potencia y controlado tono. Es consciente que es de noche y no quiere molestar a nadie más de quien ha molestado, pero el comentario le pareció demasiado gracioso como para no regalarle una risotada. Este regalo consiguió que un par de tendones hicieran un sonido parecido al del desgarro de una tela y que un par de músculos que aun quedaban uniendo mandíbula y maxilar directamente se rompiesen, aumentando su agonía. Sin embago, no dió muestras de ello*

- Disculpe *dice, al terminar de reir. No ha sido nada desagradable, y daba la sensación de que esa risa lo estaba desahogando bastante* Esque ha acertado exáctamente lo que me pasó *añade, sonriendo con su cara medio destrozada, enseñando sus colmillos hipertrofiados del tamaño de los dedos de una persona normal y empapados en sangre y humor ocular. No parece darle importancia el hecho de que ese ojo seguro que no tiene salvación y de que, por mucha curación y kodoh que usen, su cara va a quedar marcada casi con total seguridad. De hecho, parece importarle bien poco el hecho de haber estado tan cerca de morir* . Un Adjucha, o un Vasto Lorde, no recuerdo bien. Me despisté en mi ataque y me voló media cara con un cero a bocajarro. *el gigante mira con su único ojo a la chica. Pese a su expresión y su alegría, el ojo sigue estando relativamente frio* Supongo que será que no tuvo tiempo de cargar bien. Sino, no habría podido verla a usted *señala sonriendo*

*E gigante se acomoda un poco en la camilla, aunque tiene serios problemas para ello. Si quiere dejar la cabeza en la almohada, prácticamente todo su cuerpo sale fuera de esta. Sus piernas sobresalen desde los muslos, y más del 50% de sus hombros sobresale por ambos lados de la estructura y del colchón. Además, el esqueléto metálico de la superficie rechina cada vez que el coloso se mueve*

- Y por favor, ahorrese los "usted" y el tratarme deacuerdo a las normas de cortesía, almenos hasta que esté recuperado *Añade, sonriendo de nuevo* . Un herido es un herido, aunque fuera el mismisimo comandante en jefe de las 13 divisiones *Comenta, aunque su tono de voz es relativamente serio* . Mi nombre es Gentatsu Tobikunai, puede llamarme usted como desee

*La enorme perra negra, que se ha sentado a su lado, abre sus enormes fauces, en las que cabría sin ninguna dificultad la cabeza de la teniente, para hablar. Su colmillos son grandes como los dedos de la muchacha, y seguramente el animal debe pesar unas 5 o 6 veces más que ella. Su tono de voz es claramente femenino, cálido y agradable, pese a su sonido lebemente gutural*

- Llamelo insensato *dice, mirando al shinigami con una mirada cargada de reproche y rabia contenida con su excelente educación* . Y maleducado. Mi nombre es Inugami, señorita ¿...? *pregunta, muy formal*

Meneé la cabeza mientrás escuchaba el relato del gigantón. Rápidamente pulsé un botón sobre la base de la infraestructura de la camilla y una segunda sección tan larga como la primera se desplegó, alcanzando la longitud adecuada para tratar al shinigami. Sin embargo, como no había reparado en la perra, di un pequeño respingo en cuanto oí su voz.

No porque fuese desagradable ni porque me hubiese asustado sino que simplemente no me lo esperaba.

-Misaki Hana, teniente de la cuarta división.- dije algo más calmada mientrás manipulaba el cachivache pertinente.- No es muy común ver a un shinigami acompañado de su espada... la gran mayoria de ellas prefieren la intimidad...

El regenerador de spiritrones era bastante complejo de usar. Constaba de dos piezas compactas y finas que se ajustaban a los brazos y a las manos, ocupando la piel para absorber los spiritrones del portador y asi poder regenerar los tejidos en base a la propia energía del médico.

Accioné el mecanismo de absorción con una orden de voz y comencé a sentir los efectos a la espera de la recarga adecuada.

-Así que un Menos Grande se ha colado en el Rukongai.-murmuré pensativa.-... interesante...

Di la vuelta a la camilla y me colocqué junto al lado del cuerpo que estaba más dañado.

-Muy bien Tobikunai-san, lo normal sería que sintiese dolor pero a estas alturas no creo que eso le suponga un problema, ¡comencemos!.-me rehusaba a tratarle con familiaridad. Por muy alto que fuese mi rango, un miembro de la cuarta y mas un médico se resignaba a acatar el formalismo.

Con otra orden de voz, planté una de las manos sobre su mandíbula para mantenersela cerrada, sobrevolando con la otra la zona afectada de la cara. Rápidamente, mi energía contenida dentro de la máquina comenzó a rechinar, vibrando fuertemente para adaptarse a la pulsación de los spiritrones del shinigami. Poco a poco mis spiritrones se acomodaban al organismo de Gentatsu, conformando de nuevo los músculos, la piel, los vasos capilares...

Aunque me temía que había algo que no iba a poder regenerar por mucha energía que yo tuviese...

- ¿Saldrá bien de esta, teniente?.- la voz profunda de la can me hizo darme cuenta de algo. Otra vez estaba manejando una vida.

La mandíbula ya estaba casi al completo. Con otra orden de voz, mucho mas alta, la concentración de spiritrones se extendió por todo el rostro. Con esta acción tranformé el pus y las segregaciones resultantes en nuevos spiritrones que podría reutilizar.

-Por supuesto que sí.-respondí con firmeza.-no creo que le haya llegado el momento.

Aparté la mano de la mandibula ya recoformada y me concentré en la precisión de reconstruir el globo ocular. Pero por más que lo intenté no conseguí obtener ningún resultado óptimo. El ojo era una parte especial del cuerpo, conllevaba un registro spirtronal unico en cada alma... me llevaría semanas descifrar ese registro... y yo no tenía tanto tiempo.

-Aunque... espero que pueda apañarselas con un solo ojo....- dije en voz baja.

Alcé dos dedos e hice regenerar una membrana gruesa para cubrir el hueco. Odiaba no poder dejar a un paciente tal y como habia sido antes de recibir las heridas.

Tras eso, me concentré en las restantes desperfectos del cuerpo, lo pero ya habia pasado... espero...

*La expresión del rostro del gigante no cambia cuando la sanadora le dice que acaba de perder el ojo. Su mirada sigue igual de fria, sus rasgos, angulosos y salvajes, conservan ese aspecto de pasotismo, y ni siquiera su cuerpo hace ningun gesto. Es como si, simplemente, se hubiese quedado en blanco*

*La perra está igual. Con sus dos ojos, grandes, brillantes, mira al coloso, que la ignora. Los rasgos del animal, su mirada, son casi humanos. Y estos reflejan una serie preocupación por el estado psicológico de su compañero. Es este quien abre la boca para hablar, con tono de voz sosegado y amable pese a su voz similar a un gruñido*

- ¿Esta diciendo *susurra, mirandola con su ojo a los ojos* que acabo de perder mi visión en profundidad y gran parte de mi equilibrio? *realmente, el ojo, el hecho de ver, parece importarle bien poco* ¿O puede amoldarme algún ingerto que corrija eso?

*Gentatsu espera con calma la respuesta de la doctora, sin apremiarla ni molestarla más en su trabajo*

Suspiro ante la pregunta sin cejar en mi tarea. Me lo esperaba al fin y al cabo.

-El ojo es complejo.-comencé a explicar.- el patrón de los spirtrones que lo conforman es similar en complejidad al genoma humano, por eso una vez perdido no se puede restitutir... en el momento.

Ajusté una intensidad menor de succión sobre mi energía y retomé la conversación.

-Sien embargo, puedo intentar estudiar el registro de su otro ojo para intentar fabricar un duplicado... sería como ver con dos ojos iguales... aunque... no puedo garatizarle el exito...


Quiza la capitana si pudiera pero no podia contactar con ella de aqui a una semana, tendria que iniciar yo el proceso.