Cuarto de Kamui (Día 4, amanecer)

Un pálido rayo de sol se colaba por los póstigos entrecerrados de la espartana habitación del shinigami, incidiendo a escasos centímetros del rostro de Kamui.
En la penumbra del cuarto, la quietud solo era rota por la acompasada y profunda respiración del shinigami. Kamui dormía profundamente, tumbado inmóvil en el suelo sobre su futón.

Una mariposa de alas negras se coló entre los póstigos y descendió zigzagueando alrederdor del rayo de luz hasta posarse con suavidad en la frente del shinigami. Casi parecía que el insecto tratara de evitar que la débil luz lo tocara directamente.
El rostro dormido de Kamui, pese a que tenía el ceño ligeramente fruncido, mostraba cierta serenidad. La mariposa posada sobre su frente batió con lentitud las alas varias veces, y con cada aleteo, el gesto de Kamui se tornaba mas y mas agrio. Hasta que con un gran sobresalto, Kamui se despertó.

El corazón le martilleaba en el pecho y una gota de sudor frío le recorrió la mejilla. A cuatro patas sobre el futón, Kamui miró nerviosamente a un lado y a otro. A su lado, observándolo en la semi-oscuridad, se agazapaba su zampakuto.... pero de la mariposa no había ni rastro.
Kamui alargo la mano con rapidez hasta su espada, pero no la desenvainó ...

Irguió la cabeza, aún con una de sus manos apoyada en el suelo y olisqueó el aire un par de veces con los ojos cerrados, tratando de detectar algún rastro espiritual por tenue que fuera... sin dejar de preguntarse si en realidad no lo habría soñado, si la voz que había escuchado no sería mas que fruto de una pesadilla.

Los golpes en la puerta llamaron la atención de Kamui, que se quedó tenso y en silencio a la espera de que su visitante se identificase.

Una voz le llegó desde el otro lado
-Mensaje desde el Rukongai, Nakayama-san.
"Un sirviente..." se dijo Kamui avanzando silenciosamente hacia la puerta con pies y manos. Seguía alterado y con los nervios a flor de piel por el violento despertar y la voz misteriosa que lo había visitado.
El sirviente había llegado en muy mal momento.... el corazón latía desbocado en el enjuto pecho de kamui, y todo su ser le decía que solo había una forma de calmarlo.
En completo silencio se puso en pie apoyándose sobre la puerta. Con la frente sobre la madera del marco de la puerta corredera y una mano a cada lado, inspiró profundamente un par de veces antes de decidirse a abrir. Podía escuchar el sirviente al otro lado.
Aún sostenía la espada envainada en su puño, en la penumbra le parecía que la zampakuto se retorcía como un nido de serpientes por mucho que el tacto desmintiera la ilusión. El arma ronroneaba en su puño, siempre lista para darle el último empujón al fondo del pozo.

Kamui apretó los dientes y cerró los puños con fuerza hasta que las uñas se hundieron en su carne.
"A-ho-ra...NO!" se dijo recalcando cada sílaba.

Un Kamui sereno y calmado, aunque con el pelo revuelto de recién levantado, abrió la puerta al sirviente.
"Buenos días.... disculpa la espera" dijo con amabilidad "Me traías un mensaje....¿No?"
Llevaba un trozo de tela envolviendo la palma de sus manos

El intenso aroma a azahar que despedía la carta innundó los sentidos olfativos de Kamui. El shinigami avanzó un paso invadiendo el espacio vital del sirviente.
Con los nervios a flor de piel y las manos ligeramente temblorosa, Kamui tomó la carta de manos del mensajero. Apenas escucho lo que decía el sirviente, mientras observaba al carta cerrada entre sus dedos y la giraba en sus manos preguntándose que significaba todo aquello...por que en aquel momento y de aquella forma...

"Solo me dijeron que era para usted pero no sé de quien proviene, ruego me disculpe."

"Hmm?..." dijo Kamui distraidamente, aún visiblemente alterado " si.... no te preocupes, lo comprendo"
retrocedió un par de pasos entrando de nuevo en la habitación y apoyó ambas manos sobre el marco de la puerta preparado para cerrarla.
"Gracias.... puedes volver a tus obligaciones" le dijo con una sonrisa conciliadora, y cerró la puerta sin mas.

Una vez a solas en su cuarto, avanzó con la carta cerrada en las manos hasta el ténue rayo de luz que se colaba por entre los póstigos de la ventana.
Se quedó quieto unos momentos antes de atreverse a abrirla, el olor a azahar llenaba la espartana estancia.
"Nadie mas lo sabe, no? solo puede ser de una persona.... verdad?" susurró a su zampakuto, que parecía sonreir, zalamera, en la semioscuridad.
Y con una profunda inspiración, extendió con manos temblorrosas, el papel ante sus ojos cerrados, y comenzó a leer....

Kamui leyó las pocas líneas que contenía la carta y sus manos cayeron sin fuerzas a su costado. Completamente anonadado, como si hubiera recibido un golpe, permaneció inmóvil unos segundos. Luego empezó a caminar nervioso por la habitación deteniéndose de cuando en cuando pare releer con manos temblorosas la carta.
La había leido ya tres veces y aún no había terminado de creerselo... pero palabra a palabra, seguía significando lo mismo cada vez que la releía. Al final acabó por decidirse a aceptar lo que decía la nota. Dejó caer el papel a sus pies.
"Te das cuenta diablesa...." susurró a su zampakuto mientras la desenvainaba con deliberada lentitud "...de lo que esto significa..." una sonrisa exultante asomó a su rostro, el siseo del metal de la hoja al salir de la vaina recordó a un jadeo de anticipación.

El shinigami, febril por el contenido de la nota, pensó brevemente en recorrer su anterazo con el filo de la zampakuto...incluso pasó fugazmente por su cabeza llamar al sirviente que le trajera la carta...
Su vista se cruzó de nuevo con la nota y no pudo evitar releer las líneas que ya casi se sabía de memoria.
"....bién está allí. Estamos buscando un rastro ¿quieres ayudarnos?...."
Con un par de profundas respiraciones, Kamui se calmó de nuevo, y con un rápido movimiento envainó de nuevo la espada, con un siseo metálico de decepción.

Se vistió a toda prisa y salió de la habitación a grandes zancadas, con la carta entre los labios mientras se ataba el pelo. El perfume de azahar de la nota le innudaba los sentidos llenando su mente de serenidad y calma.
Por supuesto que ayudaría a "Azahar" y a su hermana! se decía... solo debía encontrarlas sin armar mucho revuelo. Visto el modo de contactar con él, le parecía que la discreción era primordial, también estaba el asunto de la mariposa infernal... aunque siendo sinceros, habría que señalar que ese asunto había quedado aplazado en la mente del shinigami.

Aflojó el paso y se mesó la barbilla con la nota en las manos... cavilando.
"mmmm.... ¿Cuantas mujeres habrá en la división con una hermana mayor shinigami?.... Quizás el despacho de la subcapitana sea la mejor opción...."
Con pasos largos, allí se dirigió.