Entrenamiento [Día 2, TARDE]

*Sentado en seiza y con su larguisima espada frente a sus rodillas, el enorme Gentatsu estaba practicando su control sobre el reiatsu. Compendía que no era buena idea ir por el mundo dejando escapar esa enorme cantidad de reiatsu y, aunque ya hacía todo lo posible por contenerlo, era incapaz de sellarlo del todo*

*De todas formas, no era ese el objetivo del entrenamiento de hoy. Lo que estaba prácticando era algo que podría potenciar mucho más su capacidad combativa en el cuerpo a cuerpo, que a fin de cuentas era lo que le interesaba ahora mismo. El enfrentamiento con ese Adjucha le había demostrado que, de alguna forma, tenía que derrotar más rápido a sus rivales, sin dejarles posibilidad de respuesta*

*Sin el kimono, solamente con el hakama, el torso increiblemente musculoso, peludo y cubierto de cicatrices del gigante estaba perlado por sudor y trazado, ademas de por las marcas de guerra, por venas abultadas que reflejaban el inmenso grado de concentración y tensión que había alcanzado en su meditación*

*Su ceño fruncido y el palpitar de la vena de su sien hablaban por si mismas: pese a su poco movimiento, estaba dandolo todo de si en ese entrenamiento. Y el caso era que si, tal vez estaría dando los frutos adecuados, pero eran completamente invisibles. Y mientras, el coloso seguía allí, con elc eño fruncido y enseñando de vez en cuando los colmillos apretados. Las vendas que cubrían su ojo izquierdo estaban levemente manchadas de sangre curiosamente oscura, aunque no parecía importar demasiado esto al gigante*

"¿Que intentas?" *le susurró una suave voz en su cabeza; la voz de Inugami, su zampakutoh* "¿Aun sigues con esa gilipollez de experimento tuyo? Perdiste un ojo por hacer el idiota con tu mariconada de los ataques frontales ineludibles"

- Callate un rato, bonita *le respondió, en un murmuro involuntario, el gigante, con el cuello en tensión y todos los tendones a flor de piel*

"Así solo conseguirás herniarte o hacer que te estalle el otro ojo..." *lo pinchó de nuevo la perra, disfrutando cada segundo de su discursión*

"Olvidame un rato" *respondió mentalmente el gigante, mientras seguía con su entrenamiento*

[FDP: Gen, si era para otro, o el master considera que hay algun problema lo borro y pascuas santas...]

Hoy no estaba lo que se dice estupendamente. Me dolía la cabeza algo mas que lo acostumbrado y tampoco era demasiado capaz de centrarme. No paraba de oirla gorgotear y eso me ponía nerviosa, pero al menos había conseguido que los demás se callaran. Me desperecé y di una vuelta durante un rato, sin embargo, un riatsu deliciosamente fuerte me guió hacia la puerta del dojo.

"Entro...no entro...entro...no entro..."

Pensé mientras daba pequeños saltitos acorde lo iba pensando e intentaba contener la risa que me hacía yo sola conmigo misma. finalmente llegué a la puerta y pense: "ENTROOOO"

Abrí la puerta de forma rápida pero bastante silenciosa teniendo en cuenta la forma en la que la había abierto. Miré y no me costó encontrar al shinigami, un tipo enorme cuyo riatsu había sentido ya ayer. Ñam, Ñam papi...

Hice una reverencia rapidísimamente, pero tan pronunciada que a poco estube de tocarme los pies con la cabeza. si es que yo era muy flexible... Pero luego al leventarme tan deprisa me mareé y trastabillé hasta apoyarme en la pared, haciendo aspavientos bastante cómicos, pues había perdido ligeramente el equilibrio. Una vez mi espalda tocó con la pared extendí las manos, como el que espera que paso algo mas y respiré agitadamente un par de veces. Luego suspiré largamente y me rasqué el cuello con la mano derecha, mientras bostezaba.

Miré al hombre que estaba frente a mi, quizá le había desconcentrado, pobre... a ver si Yasuyo tenía razón y no hacía mas que incordiar al personal. Sentí su riatsu, enormemente fuerte y un escalofrío me recorrió el cuerpo, ya que el mío estaba contenido, a un nivel prácticamente para subsistir. Mi voz sono suave, casi como un murmullo mientras me dejaba resbalar de forma sinuosa por la pared hasta sentarme en el suelo. Sonaba como si estudiera medio dormida.

-Disculpa la interrupción...

Apoyé mi codo derecho en la misma rodilla doblada, y en el mi cabeza, mientras seguía observando al hombre, y deleitándome con el riatsu rojo que inundaba la sala...

*Con la sorpresa, Gentatsu dejó escapar el reiatsu que había logrado contener. La cosa no varió mucho, ya que la energía que desprendía era exagerada, pero se notaba que se había desconcentrado con la súbita entrada de la señorita. Una señorita que, ademas, era más rara que un perro verde y, a parte de su estrafalario peinado, actuaba como si estubiese groggy...*

- No sucede nada, no es usted molestia, señorita *respondió, con una voz más digna de un trueno que de la garganta de un ser humano, mientras se alzaba de forma sumamente lenta, doblando las rodillas como si de troncos de arbol se tratasen, alcanzando una vez de pie una altura de más de dos metros y treinta centimetros. Por si su altura no fuese suficiente, es el doble de ancho que cualquier shinigami que haya visto y los brazos del gigante son prácticamente igual de anchos que el torso de la rastafari*

*Una vez en pie, avanzó lentamente, con pasos que hacían crujir el suelo de tatami del dojo, para acercarse a la mujer. Su espada se quedó en el sitio, aunque la mujer pudo entrever unas miasmas de humo negro que brotaban de ella, siguiendolo. Cuando el gigante estuvo a cosa de un metro de ella, flexionó de nuevo las rodillas, clavando una en el suelo. Aun así, era mucho más alto que ella. Su reiatsu, pese a su potencia y su extensión, revela una clara cordialidad, mientras el hombretón le tiende una mano, suficientemente grande como para rodearle el torso como si fuera una muñeca*

- Mi nombre es Gentatsu Tobikunai, decimo quinto oficial de la sexta división de las trece divisiones defensoras de la corte de los espiritus puros *se presenta, con esa poderosa voz, pero con un tono de voz igual de respetuoso y formal que si estubiese hablando con una reina* . Es un gran placer poder conocerla, ¿señorita...?


[OFF ROL: Tranquila, dejé claroq ue era público en la sección de encuentros ^^ Bienvenida y pasalo bien ^^]

El hombre pareció disculpar mi espectacular entrada. su riatsu creció un poco mas, lo que me hizo pensar que quizá estaba intentando contenerlo. Ante esa idea me reí ligeramente. Olía demasiado bien como para que intetara quedárselo todo para él. Se levantó y se acercó a mi, pero yo no moví un músculo siquiera. El hombre era alto, mucho.

yo solía chocar como primera impresión. Es cierto que era estrafalaria, pero aquel hombre también lo tendría claro...

Cuando finalmente se plantó delante de mi hincó una de sus rodillas en el suelo, haciendo que el dojo retumbara. Yo aún estaba sentada, de modo que cuando me tendió la mano y se presentó, en vez de estrecharle la mano correspondiente, sujeté la suya con la contraria ayudándome a levantarme con un movimiento tan rápido que parecía que hubiese un muelle en el suelo.

Yo tambien podía engañar mucho. El tipo era alto, pero en cuanto hincó la rodilla en el suelo quedamos a la misma altura poco mas o menos, y es que yo era bastante alta. Muy alta. No como él pero lo suficiente como para sacar una o un par de cabezas a la media japonesa. Cuando le vi en el suelo puse una cómica expresión avergonzada, aún sin soltar su mano.

-Si. Si quiero...- dije con un tono cohibido, para luego reír animadamente.

Sonreí al tipo con cordialidad, como si le conociera de toda la vida, a pesar de que no podía verme los ojos, captaría mi expresión sincera y amable. Sin apartar la mirada de el, sacudí la cabeza haciendo que las rastas se mecieran y luego, di un leve toque en su mano aún extendida. Con la mano que debí darle para estrecharla, pero en vez de eso di un leve golpecito, casi como una caricia, sin que sonase como una palmada.

-Encantada de conocerte Gentatsu Tobikunai...-dije muy correctamente, apoyé los brazos en jarras un momento, esperando que se levantara, luego hice una respetuosa reverencia y cuando volví a erguirme me presenté.

-Señorita...no tengo nombre. Me llaman Abazure Kurotsuchi - dije con una sonrisa que denotaba gran seguridad - pero tu, voz de trueno, puedes llamarme como quieras...

Aquel tipo me despertaba cierta curiosidad sana y además sin saber muy bine el motivo, cierta simpatía tambien. No le conocía de nada, pero se dirigióo a mi muy cortésmente, y no creo que fuese peor que Yasu o el niñato pasotista. Era eso o que me estaba embriagando con su riatsu de tal manera que todo me parecía estupendo.

[FDP: Dos cositas a tener en cuenta, Ai mide 1.85 cm, o sea que para ser mujer es bastante bastante alta. Dos, Ai es un nombre que ya apenas utiliza de modo que se presenta con el que solían llamarla, que es Abazure. La traducción sería zorra, pero considerado como insulto hacia ella misma. Es para que lo tengas en cuenta, pues te puede servir a la hora de interpretar. Espero que no te moleste este pequeño pié de página]

[[OFF TOPIC: Obviamente, no me molestan en absoluto estos incisos y me alegro de encontrar alguien que escriba posts relativamente largos y elaborados. Creo que va a ser un placer rolear contigo]]

*Gentatsu estaba algo descolocado de nuevo. Esa mujer era demasiado aleatoria como para ser capaz de preparar respuestas a sus acciones. Ya con la broma del "si, quiero" le había arrancado una expresión de incredulidad que daba su rostro fiero y anguloso una expresión sumamente cómica, pero con su nombre le había dejado fuera de combate. ¿Un nombre despectivo para uno mismo? Y más, en una mujer, llamarse "zorra"...*

- Si me disculpa, señorita Kurotsuchi, seguiré llamandola por el apellido *responde, intentando volver a domar su rostro, que durante unos instante había estado completamente desencajado por la sorpresa* . No creo que sea educado llamarla de una forma insultante, aunque para usted sea algo ya natural...

*Una vez dicho esto, miró las manos de la chica y despues la suyas propias, sin mover apenas la cabeza. A diferencia de ella, las manos del gigante eran nudosas y callosas, con un tácto similar al cuero herbido y de un color similar. Le pareció extraño que alguien acostumbrado a entrenar con la espada tubiese unas manos tan suaves y finas, pero no dijo nada sobre el tema. Tampoco era normal una mujer de más de metro setenta en esos lares...*

- Y bien, señorita Kurotsuchi.... ¿Que la trae por el dojo, que parece que no va a ser utilizado por nadie a día de hoy? *Inquirió, más por ser cortés que por otra cosa. Su voz revelaba un tono formal y educado digno de alguien de la nobleza, pese a su gravedad y potencia naturales*

Si hubiese podido sacar una foto de la cara que se le quedó con el si quiero la hubiese guardado apra toda la vida. Estaba monísimo, además de cómico. así daba gusto...

- Si me disculpa, señorita Kurotsuchi, seguiré llamandola por el apellido. No creo que sea educado llamarla de una forma insultante, aunque para usted sea algo ya natural...

-Bueno, puedes llamarme como gustes - dije sonriendo - No recuerdo casi mi nombre y mis antiguos compañeros solían llamarme así, así que supuse que daba lo mismo...- dije encogiendome de hombros. De no ser por que ra unatipa cómica y divertida, aquello sonaría tremendamente cruel.

Observó al hombre que pareció mirar sus manos un momento. Las de aquel tipo tenían un tacto espectacularmente trabajado. Callosas y endurecidas del esfuerzo y el entrenamiento no había nada en aquel mastodonte que denotara que no daba cuerpo y alma en el entrenamiento, que era basrtante experimentado o que toda su vida se lo había currado mucho. sin embargo no me desagradaron las manos del joven...

- Y bien, señorita Kurotsuchi.... ¿Que la trae por el dojo, que parece que no va a ser utilizado por nadie a día de hoy?- preguntó con esa voz gutural que me encantó. Voz de trueno...no podía haberle llamado mejor...

-Pues...adivina...-dije con cierto tono malicioso mientras mis ojos emitían un brillo que casi podía verse bajo la sombra de la cinta que siempre cubria mis ojos - voy a darte unas cuantas pistas - dije mientras me ponía a dar pasos amortiguados rodeándole suave y sinuosamente, uno de mis dedos paseó por su espalda - Es enorme, muy rico muy rico, de color rojo y está inundando la habitación...- en ese momento terminé de dar la vuelta y me planté de un saltito frente a el, hechada un poco para alante - y además, huele de fábula...¿qué es?...

Reí animadamente y me recoloqué la cinta del pelo, luego suspiré y miré a aquel enorme muchacho. Esperaba no molestarle. Él era muy cortés y mi caracter divertido y juguetón quizá le chocaba. De verdad deseaba que no se lo hubiera tomado a mal, pero es que la gente a veces era demasiado estirada...

-Na...tranquilo...- dije quitándole importancia.- Sencillamente sentí tu riatsu y me entró curiosidad sana. Espero que no te moleste...-dije resuelta en un tono algo mas calmado.

Puede que ya tubiese bastante dosis de Ai por un día. No estaba bien intimidar a los nuevos compañeros, acababan llamándome loca y alejándose de mi por miedo o algo así...No queríaasustar al chaval con mi comportamiento, así que tendría que contenerme un poco. Que dificil callarte lo auténtica que eres. Ai en estado puro...pocos eran capaces de soportar tal cosa...

*Ante todo pronóstico, el gigantón responde al comentario de la estrafalaria mujer con una sonrisa afable, que de lo amplia que es le obliga a cerrar los ojos. Sus labios, carnosos, dejan a entreber unos dientes blanquecinos y relativamente cuidados, que no destacan por su blancura sino por unos caninos tan desarrollados que parecen los de un perro. No obstante, pese a que su cara tiene ahora aspecto de lobo agresivo, su sonrisa cálida y alegre, sin tapujos ni dobles sentidos, es una alegría para la vista*

- ¿Así que se sintió atraida por mi energía roja y enorme, señorita Kurotsuchi? *responde, con un tono de voz menos formal y más alegre, aunque guardando siempre su forma de hablar respetuosa para con ella* Pues es una gran ayuda por su parte que me la haya descrito, pues soy incapaz de percivirla más que como un cosquilleo que corre por mi cuerpo cuando la intento controlar *explica, riendo, dejando claro que no tiene ni papa del tema del reiatsu y de su control y uso*

*Gentatsu, por su parte, da un par de pasos en perpendicular a la dirección que a tomado la shinigami rastafari, como dando un rodeo para dar vueltas a su alrededor. Sus pasos, pese a lo exasperantemente lentos, son tan largos que recorre la misma distancia que la mujer, quedando ambos en el centro del tatami. Si sonase música, eso podría ser ya un baile. La sonrisa del gigante es ahora una sonrisa pícara, que deja a entrever solo uno de sus caninos y el brillo de su ojo juguetón*

- Así pues... *Continúa hablando el ciclopédico Gentatsu, durante el proceso de moverse* ¿Usted ve mi reiatsu como algo enorme y rojo? Eso me pone en una clara desventaja ante su usía, pues se diec que por los colores del reiatsu se pueden adivinar las personalidades de las personas... *continúa, con un tono de voz pícaro y juguetón, aunque sus palabras conserven su perfecta educación. Parece un picaruelo ladrón del Rukongai tratando de seducir a una noble, aunque sin la carga sexual implícita en ello, solo con su talante y carisma*

¿No sería un detalle de parte de la señorita explicarme las dotes y bellezas de una misma y su reiatsu, me pregunto yo ahora? *Concluye, a la vez que cesa su movimiento y ladea un poco el cuerpo inmensamente musculado y cubierto de cicatrices, a casi tres metros de ella*

- ¿Así que se sintió atraida por mi energía roja y enorme, señorita Kurotsuchi? Pues es una gran ayuda por su parte que me la haya descrito, pues soy incapaz de percivirla más que como un cosquilleo que corre por mi cuerpo cuando la intento controlar... Así pues... *Continúa hablando el ciclopédico Gentatsu, durante el proceso de moverse* ¿Usted ve mi reiatsu como algo enorme y rojo? Eso me pone en una clara desventaja ante su usía, pues se diec que por los colores del reiatsu se pueden adivinar las personalidades de las personas...

-La verdad, es que por especificar mas...-dije mirando al hombre mientras me sujetaba el mentón e intentaba analizar su riatsuaún mas a fondo, aunque lo veía tan claro como el agua - Creo que se trata de una llama. Una llama enorme de color rojo...-dije como si le estubiese ofreciendo un regalo de información - Lo que quiere decir que sin duda es fogoso y pasional...-dije bromeando.

El tono del hombre parecía mas relajado y su expresión se había tornado pícara y muy divertida. Cuando sonreía tenía bastante puntito. Creo que hbíamos empezado a entenderlos y que no le improtaba mucho que fuese una atolondrada...

-¿No sería un detalle de parte de la señorita explicarme las dotes y bellezas de una misma y su reiatsu, me pregunto yo ahora?

Sonreí ante esa pequeña sugerencia de forma también pícara. No es que estubiesemos tirándonos los trastos ni nada de eso...Mas que nada por que yo no sabía. Si algún tio me gustaba o bien me tiraba a la boca, o bien peleábamos como último recurso...No había quien pudiese resistirse a eso...

-No se si debería perder esa pequeña ventaja...-dije dudando entre decirselo o no - aunque supongo que entonces no será tan divertido...-dije encogiendome de hombros para luego sonreirle. De pronto me sujeté la cabeza con fuerza. Volvía a subir la voz, tenía que fumar...

- ¿Te importa si fumo? - dije hechando mano de un paquetito, un papel y un mechero que había sacado de debajo de la cinta de pelo. Me puse a liar a una velocidad alarmante, con una destreza inimitable, me lo eché a la boca y lo encedí, dando una calada y manteniendo el humo dentro de mis pulmones todo lo que pude, expiré una bocanada tan grande que no parecía salir de unos pulmones que pudiesen caber en mi cuerpo, mas bien parecía la bocanada que hubiera dado mi acompañante.

-Lo siento...- dije guardando en mi cinta todo y mirando el hombre - No puedo evitarlo, es casi...medicinal...pero si te molesta me voy fuera - el humo éra pesado y consistente, de modo que bajaba hasta el suelo como niebla y se arrastraba hacia la salida de dojo donde lapuerta seguía abierta. Era de color blanco impoluto y sin embargo despedía un olor avainillado que era muy dulce y agradable, pero quien sabe...

-¿Por donde iba? Ah! si...-dije recuperando mi caracter, que se había ido durante unos momentos dándome una expresión de cansancio algo dolorido. - Veamos....Creo que no te lo he dicho pero soy 6º al mando. No es que importe mucho, pero como tu me lo has dicho...-dije estirándome uno de los brazos, dandole una vuelta sujetando el hombro - Mi riatsu es...¿has visto alguna vez una mancha de aceite de motor en el suelo? -pregunté. el hombre pensaría que le estaba tomando el pelo - No, lo digo en serio...Es de ese color. Negro, pero al darle la luz refleja otros colores...Es muy psicodélico, bastante chulo...¿Crees que me pega? - dije riendo animadamente.

Miré al hombre y di otra bocanada de humo. Por suerte lo había pillado a tiempo. Sin embargo el gorgoteo incesante estaba metido en mi cabeza, y eso era algo que nunca desaparecería...aberración...

-En cuanto a talentos, digame usted primero los suyos, por que de momento solo se que no percibe demasiado bien el riatsu, aunque no supone un problema. No estamos en la 2º... - todo el mundo sabía que eran misiones de infiltración, con lo que el control de riatsu y el cuerpo a cuerpo en esa división era lo mas importante - Por ejemplo...¿eres bueno con eso?...-pregunté señalando su espada, que era enorme- venga...dímelo y entonces...-dije con un deje enormemente enigmático, acercándome mucho al tipo, hasta casi tocarle con el cuerpo, mirando hacia arriba para verle la cara - te enseñaré algo tremendamente especial...- finalicé con gran picardía en mi voz y una sonrisa enigmática.

*La conversación estaba tomando unos deroteros que no incomodaban en absoluto al gigante. Es más, parecía estar bastante a gusto con la sexta oficial de su división y lo que estaba fumandose era completamente distinto del tabaco de pipa al que estaba acostumbrado, pero olía de maravilla*

*Al tenerla tan cerca del cuerpo, tendría que partirse el cuello prácticamente para poder mirarla a la cara, así que optó por dar un aso largo y exasperantemente lento en diagonal, como rodeandola de nuevo, seguido del crujir de la madera del lugar, que sufría bajo el peso de Gentatsu*

- Fume todo lo que quiera, señorita Kurotsuchi *asintió el gigante, cerrando su ojo. Al tener el ojo izquierdo vendado, es de suponer que pretendía guiñarle un ojo. Parece que hace poco que es tuerto* . A fin de cuentas, el decimo quinto oficial no puede prohibirle nada al sexto, ni negarle sus ordenes *Comentó, dandole un tono bribón a la frase, sonando a "estoy a tu merced"*

De todas formas... *Añadió despues de unos instantes de silencio para nada tenso* No, realmente no soy bueno con ella *dijo, agachandose para tomar en sus manos su larguisima espada, igual de alta que la chica con quien estaba hablando* . Llebo a Inugami solo por ostentar de su tamaño, pero en realidad es para mi poco más que un gran abrecartas envainado en cuero viejo *dice el gigante, aunque el tono con que lo dijo era tan jocoso y festivo que bien podría ser una ironía*

Lo que realmente se me da bien es esto *finalizó, cerrando las manos convirtiendolas en unos puños como mazas de construcción, tras dejar de nuevo la espada en el suelo con parsimonia y cuidado absoluto* . Se que pelear sin armas está mal visto por estos lares, y más si no es utilizando el estilo de combate oficial de las divisiones, pero... *comentó, abriendo de nuevo las manos en toda su extensión, siendo cada una suficientemente grande como para rodear el torso de la muchacha* supongo que usted tamoco cumple mucho lo que es formal en esta corte, señorita Kurotsuchi...

*Gentatsu le sonrie pícaramente y vuelve ha hacer su guiño de ojo, sin recordar que tiene el otro bajo una venda levemente ensangrentada. Parece que el gigante es más gracioso y bribón de lo que había ido aparentando hasta ahora*

- Ahora le toca enseñarme esa gran y secreta habilidad suya, señorita "reiatsu psicodélico" *bromeó el gigante, jocoso*

Su gesto de estoy a tu merced me mató, me relamí ante tal afirmación...

Finalmente el gigantón resultó ser un tipo mucho mas divertido. Le había cogido confianza y a la mujer eso le encantaba, por que no decirlo. Finalmente optó por revelarle que no era bueno con la espada, y si tampoco lo era con el riatsu, estaba claro hasta para su cabeza loca que debia de ser un hacha con el kido o el cuerpo a cuerpo, y por su embergadura, sin duda lo segundo era mas práctico.

Acertó. Se trataba del cuerpo a cuerpo, pero parecía que no peleaba a la manera tradicional de las cortes, del tipo de la segunda división, si no que el tipo iba como le venia en gana. Un alma libre...sin duda le gustaba. Era un punto más a su favor, aunque ese no era el motivo principal que le habia llevado hasta el, no paraba de conseguir puntos en cuanto a similitudes con ella...

Bueno, no en todo...

-Pues aquí la señorita "reiatsu psicodélico" -dije con bastante retintín -a pesar de ser una liberal empedernida resulta que si es algo formal en cierta disciplina...-hice rapidísimamente un sello en el aire, y un rayo blanco salió disparado de mi dedo hacia la puerta, describió una curva y chocó contra el suelo en una piedra del patio, con mucha precisión. No causó ningun desperfecto...

Una vez acabado apunte con ese mismo dedo, haciendo la típica pose de una pistola a Gentatsu e hice chascar la lengua un par de veces, para luego sonreír con confianza. Si era de la 11 no le gustaría, pero había prometido decírselo...y ella cumplía...

Dió otra larga calada al cigarro que llebaba y expulsó el humo, dando un largusíimo suspiro que acabo con un leve gemir. Volví a darle otra calada, la ceniza iba a caerse de un momento a otro...

-Sin embargo...-dije sonriendo de nuevo pícaramente al hombre - El Kido no es algo demasiado extraordinario, ¿no es cierto?...-dije con un deje misterioso, sonreí al hombre y entonces me dispuse sinuosamente cerca, pero lo justo para que viera lo siguiente que haría adecuadamente.

Dí de nuevo otra calada mas, antes de verme casi envuelta por la enorme cantidad de humo que habia hechado y espere a que se deslizara hasta el suelo para realizar el movimiento y que se viera bien. Era algo sorprendente...o al menos, solía serlo...

-Sin embargo, esto...-dije echandome la ceniza en la mano, haciendola polvo y frotandomela en una de las rastas.- no suele ser tan comun...

En ese momento pudo observar cinco hilos de color violeta que parecían fusionarse con la llema de mis dedos, mientras arrastraban por el suelo y se unían por otro lado a mi cabeza. Le lance los hilos sin dudarlo, cogiendole fuertemente pero sin lastimarlo. Si intentaba romperlos se encontraría con la sorpresa...

Eran hilos de pelo de mujer trenzados con una sustancia especial, eso los hacia tremendamente resistentes, casi como el acero, pero flexibles y ligeros. Prácticamente indestructibles...Sonreí al hombre, con una expresión de dominatrix practicamente y me acerque a el.

-Esto...-dije soltando los hilos mientras volvían de nuevo a su posicion original, como si mi cabeza los estuviera enrollando o encogiendo, recuperando su forma con el restallar de unos latigazos. - Será nuestro secreto vale?...

Comente de forma enigmática mientras ponía un dedo sobre mis labios, en la clásica actitud de silencio, sin que el misterio desapareciera ni por un momento de mi voz o mi rostro.

- Secreto a salvo, señorita Kurotsuchi *susurró el gigante, mientra se sentaba muy muy lentamente en frente de ella*

*Hacía apenas unos instantes, esa chiquilla espigada con pelo rasta lo había dejado completamente inmobil. Nunca se había sentido realmente inmobilizado, totalmente subordinado a los deseos de una persona, pero... esta vez o había probado y, almenos en esta ocasión, esto le había excitado en sobremanera*

*Sentado en el suelo, Gentatsu miraba a donde deberían encontrarse los ojos de su interlocutora, con una mirada cargada de lujuria y pasión. Le temblaban lebemente las manos y las rodillas, de pura excitación, pero era demasiado educado para hacer nada raro y demasiado picaro como para darle la partida ganada a la shinigami*

*Lo que no podía controlar era su reiatsu, que lo delataba completamente. La estancia se había llenado de la energía del coloso, llameante, viva, energica, salía por als ventanas y por la puerta y se mevía con sinuaosidad y una velocidad vertiginosa, formando remolinos y lenguas que lamían a Kurotsuchi y la sala en general, sin dañar nada, solo acariciando. Realmente, parece que la sensación de estar así atado le ha excitado mucho*

- Y bien, señorita Kurotsuchi *dijo el gigante, controlando perfectamente su voz y su expresión, no así su reiatsu y su ojo* ... Intuyo que esta habilidad capilar suya tendrá muchísmos usos, ademas del combate... *lanza, como una indirecta, esa directa juguetona y mordaz*

Es usted una señorita muy interesante y con muchos ases en la manga, señorita Kurotsuchi *añade, con un tono que denota un ligero interés y a la vez un suave desdén, pues el juego aun no ha acabado y Gentatsu está pasandolo de fábula... incluso ha descubierto nuevos morbos*

Me satisfizo que tubiera esa complicidad de guardarme el secreto. No era algo que al fin y al cabo no acabase mostrando, ya que era penosa con la espada. Esta era su arma, a no ser que tubiese que verse obligada a pasar por el angustioso momento de la liberación...

Sin embargo pudo comprobar sin ningun esfuerzo como le había sentado la inmovilidad a aquel gigantón...Ella tenía un don especial para eso. Era capaz de saberlo, casi por naturaleza, y si no era asi daba lo mismo. Todo acababa sabiendose y generalmente, todo solía salir segun ella lo planeaba, y nunca dejaban de pedir mas. Era casi una maldición tener tanto poder...

Sonreí complacida ante aquella mirada deseosa que me lanzaba aquel gigante, ahora hecho un manojo de excitación en un intento por controlar su propio deseo. Que halagador...Aunque para ser sincera, yo no lo habia hecho tampoco de casualidad...

El riatsu del hombre inundó la sala y me hizo estremecer de forma casi evidente. Podía verlo claramente y eso lo delataba mas que cualquier mirada. Su riatsu me acariciaba y me lamía el cuerpo de forma irrefrenable y eso era completamente adulador. Ser deseada era algo bellísimo...

- Y bien, señorita Kurotsuchi -dijo el gigante, controlando perfectamente su voz y su expresión, no así su reiatsu y sus ojos-...Intuyo que esta habilidad capilar suya tendrá muchísmos usos, ademas del combate...

Sonreí al hombre ante semejante indirecta, que mas parecía que había clavado el embrague y pasado de primera a quinta. Pero si quería escucharlo no le dejaría con las ganas...

-Tantas como su imaginación sea capaz de discernir, 15 hombre al mando...-dije dando la 'ultima calada antes de apagar el cigarro con los dedos, despues de haber lamido el índice y el pulgar suavemente.

-Es usted una señorita muy interesante y con muchos ases en la manga, señorita Kurotsuchi...

Mire al hombre con mi típica sonrisa, mostrandole solo uno de mis colmillos terminados en punta, para luego acercarme despacio y quedar a una distancia agradable para el, sentandome suavemente, casi como una pluma, a un par de metros...

-Eso no lo dudes nunca...-dije con sonrisa divertida y un tono picante - Me lo dicen muy a menudo...Resulta un aliciente para tener mas encuentros, el hecho de que resulte impredecible y que siempre tenga alguna sorpresa por desvelar...

Me apoye con las manos hacia atras y sonnreí al hombre de forma pícara. Me crují el cuello. Al mirar hacia arriba para hacerlo pudo ver mi rostro al completo, sin embargo, estaba con los ojos cerrados, dejandole intuir solo la forma de estos.

-Espero que le haya complacido nuestro primer encuentro...y si puede ser, mas adelante se repita... - dije con cierto deje deseoso, recuperando la posición de mi cabeza, lanzando de nuevo la sombra sobre mis ojos - Algun día le enseñare algo que le deje sin habla...

Y era cierto, durante el combate solo podían abrir la boca para decir una cosa, y siempre solía ser la misma...mas...

*Gentatsu, sentado en las (algo abombadas por su peso) tablas del tatami, sacudió la cabeza, como si acabase de hundirla en un cubo de agua y quisiera secarla. Este gente conllebó que su inmensa coleta volase como un látigo, sin golpear a nadie, pero intuyendo escasas posibilidades de salir indemne de ese latigazo*

*Con ese gesto, su reiatsu empezó a calmarse con mucha muchísima lentitud, mientras el shinigami escuchaba las palabras picantes y subidas de tono de su compañera. Seguia excitado, si, pero en su fuero interno, una voz le advirtió de los nefastos efectos que puede traer confiar demasiado en extrañas, y más solo por la primera impresión*

*No obstante, algunas lenguas de reiatsu, gruesas como troncos, aun acariciaban la cara y los brazos de la mujer.*

- Un primer encuentro sublime, señorita Kurotsuchi *declara el gigante, con un tono picarescamente formal* . La primera impresión ha sido más que excelente y yo tambien esperaré deseoso nuestro siguiente acercamiento fortuito *declara, con una formalidad tal que es más cómico aun, sonriendo enseñando sus hipertrofiados colmillos, más grandes que el dedo corazón de la mujer*

De todas formas, aun es pronto para hablar de segundos encuentros *continúa, con formalidad en su voz y sonrisa en su ojo*, pues la tarde es virgen y nadie ha tenido la decencia de cortejarla.

*Mientras va hablando el gigante responde al crujier del cuello de su interlocutora con un movimiento de su brazo derecho, grueso como una biga de construcción. El simple movimiento ascendente ya proboca una serie de crujidos que suenan como el choque de dos cañas de bambú entre ellas; ni hablar de cuando cierra el puño y despereza el brazo, momento en que los crujidos son tantos y tan seguidos que aquello recuerda más una ametralladora que al brazo de un ser humano gigante*

- Lo que quiero decir *concluye, sonriendo a la mujer, juguetón* es que aun tenemos tiempo de perder un poco más de tiempo... o de aprobecharlo *dice, con tono formal, aunque aquello sea más una indirecta que el misilazo que le suelta normalmente* . Podríamos entrenar, beber algo de sake, podría comentarme algo sobre la procedencia de lo que ha fumado, que olía de forma maravillosa *hace la lista muy lentamente, sonriendo como un bribón, aunque en ningun momento da sensación de presión o pesadez*

¿Que me dice, señorita Kurotsuchi? *cierra, fingiendo miedo en la voz y en la mirada con sorna, tan absurdo en alguien de su tamaño que es sumamente cómico* ¿Me dejará aqui solito para que alguna arpía abuse de mi?

Alcé la ceja en un gesto dejado. Ya me extrañaba a mí que a ese hombre le acosaran las arpías y mucho menos que necesitara mi ayuda pero no dejó de hacerme gracia. La verdad es que sólo la idea me resultaba divertía...

-¿Crees que tengo prisa? -pregunte mientras sin cuidado me tumbaba en el suelo, con un golpe de mi cabeza que son como siempre mas serio de lo que era. Con un golpe asi cualquiera esperaría como poco la inconsciencia, sin embargo estaba acostumbrada...tenía la cabeza dura...-No te preocupes, no me voy a ningun sitio...-terminé con una sonrisa y voz segura.

En ese momento se marcaron algo mas mis formas femeninas que solía salvaguardar bajo un uniforme algo mas grande, aunque dependía del día. Mis pechos se denotaron enormemente bajo el ligero uniforme y tambien mi torso, que marcaba mi suave respiración. Doble una rodilla y mantube la otra estirada, lo que hizo que tambien se notara la forma de mi muslo y mi pierna.

A pesar de todo esto fue sin ninguna intención, aunque podia sin duda malinterpretarse la hierba hacía efecto y volvíaa ser un poco mas yo misma. Me lo estaba pasando en grande...

-Me gustaría saber que tipo de arpía abusa de un hombre como vos, Gen...- dije mientras pasaba la lengua por mis labios, relamiéndome, pues se me había quedado la boca seca por la kyoky...-Pero no os preocupéis, no dejare que se os acerque ninguna más...-dije siendo esta vez yo la que lanzaba la indirecta. Aunque no tubiese el significado que a primera vista se le daba a Abazure, mi nombre por algo vendría...

-Así que queraíis saber lo que fumaba? - dije sonriendo al hombre mientras metia la mano bajo la cinta de pelo y sacaba un paquetito y un encendedor fipo - Esto...he tenido el honor de bautizarla como kyoky hijoni [locura extrema] y creo que soy la unica que ha conseguido acabarse un cigarro de esto. Tengo un don natural para fumar cosas raras, es uno de mis hobbies....

Mire el paquetito como si fuese algo muy preciado, le di un beso ligero y entonces volvi a mirarlo con algo de recelo, posando mis ojos a la vez en el paquete y en Gentatsu, para finalmente tendérselo - Os dare un poco si quereis probarla pero os aviso que es tremendamente fuerte...de hecho fumo cosas que el resto de ser humanos ni podria imaginar - dije recuperando el toque enigmático, además de la sonrisa pícara- ¿quer'eis comprobar cual es mi sabor?...

Reí ientras estire una mano, una de sus lenguas de riatsu se enrollaba a su alrededor produciendome cosquillas. Una sensaci'on agradable me inundaba mientras algunas de ellas aun me acariciaban el cuerpo, me mesé las rastas mientras miraba el hombre y entonces musité animádamente:

-Es una pena que no pod'ais ver vuestro riatsu. Es sencillo conocer vuestras emociones...-dije mirandole y poniendo cierta sonrisa complacida - la verdad es que os estais perdiendo todo un festival...

Y era cierto. a pesar de que no era tan fuerte como antes, aun no se habia calmado del todo y eso me daba un poco mas de diversión y por que no decirlo, me despertaba el apetito...

*La muchaha se había estirado y sus formas femininas estaba insinuandose bastante. El gigante sabía controlar sus impulsos físicos, pero este gesto despertó otra vez su reiatsu, que, pese no alcanzar las proporciones de la anterior ocasión, volvió a acariciarla, con algo más de lascivia que antes. Algunas lenguas acarician el interior de los muslos de la muchacha, mientras otras se pasan suavemente por su espalda, jugando con el cuerpo de la shinigami. Incuso sus senos reciven las cálidas caricias de las corriente de reiatsu del gigante*

¿quereis comprobar cual es mi sabor?... *le había sugeriro la shinigami rastafari, con un tono de voz que a el le resultó sumamente atractivo y sensual, casi como el canto de una sirena*

*No obstante, su inmensa mano se volvió para apartar con el dorso de la misma el paquete de la mujer suavemente, con una sonrisa burlona*

- Lo siento, señorita Kurotsuchi, pero prefiero probar su sabor de forma más directa *añadió, pícaro, ocultando sus verdaderos motivos para rechazar el tabaco extraño, aunque una indirecta como esa no podía quedar impune* , no me gustan los sucedaneos *añadió, como una nueva indirecta, guiñandole el ojo*

De todas formas, ha de saber que me deja mucho más tranquilo tenerla cerca mio *comenta, apoyando las manos en el tatami y arqueando un poco la espalda, mostrando los hipertrofiados musculos de su torso al desperezarse hacia atrás* , así no tendré que temer a esas malditas arpías tira cañas. Saber que hoy soy solo suyo me alibia enormemente *bromea, lanzandole una indirecta tras otra, pícaro*

*Una vez se ha desperezado, se estira de lado, apoyando la cabeza en la mano derecha y dejando todo su torso a la vista de la chica. No es un hombre feo, simplemente es desproporcionado. Es mucho más grande que un shinigami normal, pero sus rasgos angulosos y salvajes no dejan de tener cierto atractivo animal, y sus ojos profundos y marrones son sumamente expresivos y juguetones. Su reiatsu, sin embargo, sigue con sus eróticas caricias, aunque el coloso siga aparentando calma*

- Si me estoy perdiendo un festival... *Añade, en ausión a lo último que dijo la shinigami, hablando con gran calma y tranquilidad, con su tono de voz juguetón* siempre puede explicarmelo usted, señorita Kurotsuchi. ¿Que ve ahora? ¿Como le hace sentir? *pregunta, haciendose el inocente, aunque imagina lo que su energía puede estar haciendole. A fin de cuentas, debe moverse siguiendo sus instintos...*

Reí animadamente ante todas aquellas insinuaciones. El jueguito estaba resultando entretenido...Al fin y al cabo, una manera tan divertida como otra de pasar la tarde. Aquello se animó con mas caricias, que me hicieron reír ligeramente con un tono suave y delicado, algo que no iba mucho con su forma de actuar, o asi aparentaba...

-Nada que no estéis deseando, no os preocupéis por eso...-dije en un tono suave - en cuanto a que me hace sentir...

Me retorcí sobre el suelo sin ningun pudor, dejando que una risa agradable surgiera de mis labios, hasta que se todo se suavizó de nuevo. Decidí dejar las insinuaciones directas, ya que si no acabaría por muy mal camino. Pobre Gen...Si se hubiera enterado antes de lo que dacían de mi igual se lo habría pensado un par de veces...ya se sabe, bulos urbanos...

-De todas formas Tobikunaisama, tened en cuenta que soy toda una señorita - dije en un tono cortés y formal, casi noble, pero aun con cierta sensualidad - No podéis pretender haceros con un favor tal como es comprobar mi sabor...pero que picaruelo que sois...-dije con uno de esos tonos que parecían de aristócratas pijos de esos. Aunque mas bien podía interpretarse como el de uno de esas señoritas que cortejan a los hombres a modo de juego, del modo que lo hacíamos, por mera diversión, que sin embargo muestran una actitud inocente.

Reí animadamente y rodé por el suelo una rato, por que me apetecía. Luego volví a una posición parecida a la que habia adoptado el gigante y me rasqué el abdomen con denotada desgana, para mas tarde quedarme tendida boca abajo, como una rana espanzurrada, estirada cuan larga era.

-Es broma, la verdad es que me da miedo, a ver si te voy saber a sucedáneo, no me gustaría dejarte con ganas de mas por saber a poco...-dije con un tono divertido y notablemente bromeando. La significación que en ciertas palabras se ocultaba no quedo explícita en mis gestos en ningun momento, aunque en mi interior pesaran enormemente.

Sonreí al gigante, mientras mi expresión se tornaba ciertamente juguetona y mientras recuperaba mi posicion inicial tumbada boca arriba, mirandolo por el rabillo del ojo, aunque el no lo veía. No le haría demasiada falta dada mi expresividad, pro que se haría una idea de lo que estaba haciendo.

-Pero la propuesta en pie queda, no creáis que voy a olvidarla...pero por si acaso recordádmelo - dije de nuevo bromeando, mi tono volvió a volverse seductor -Ahora que ya nos conocemos, esperemos que con el tiempo nos sea posible degustar mas a fondo todos nuestros sabores...-dije, aún sin decidme de si escapar del juego o no.

Me tendí boca arriba sonriendo. Este tipo me había hecho acordarme de algunas cosillas. ¡Pues si que había olvidado! Oí su voz en mi cabeza y me dieron unas ganas locas de imitarle, como solía hacer. No sabía por qué, podía ser por las movidas que Yasuyo me daba para fumar, pero recordaba vagamente que despues de probar no se cuantas cosas, aquello le había salido. A lo mejor era algo natural, pero no estaba segura. De todas formas hizo lo que le apetecía una vez Tobikunai termino de hablar.

Abrió la boca y de ella se rasgó una canción que recordaba no sabía de qué, con la voz de él. Le salió exactamente igual. A cualquiera le habría sorprendido que la voz de la mujer fuese capaz de coger esos registros, al menos como hablaba normalmente. Asi que hizo movimientos con la cabeza, sintiendo con pasión la canción como el que canta bajo la ducha sin que nadie le escuchase...

[FDP: Canta esto, exactamente con la voz de la canción. https://www.youtube.com/watch?v=lgoD6dr_CGo&feature=related . Por cierto, gracias por decírmelo admin, no sabía que habia fuentes. Con lo que a mi me gusta la courier...XD]

*Esa cuiqilla perroflauta no paraba quieta. Tanto movimiento realmente no acababa de cuajarle al gigantón, que de buen gusto la habría maniatado para que estubiese quietecita un rato. Miestra de ese sentimiento fue que su reiatsu empezó a rodear su muñecas y sus tobillos, dando vueltas lentas mientas algnas lenguas todabía seguían con el jueguecito erótico, aunque con menos entusiasmo que antes*

*Su expresión seguía controlada, eso si. Su expresión de burla era perfecta y más cuando ella jugaba al jueguecito que ambos habían empezado*

- Mh, teneis razón, señorita *contestó a su último comentario, pues había estado escchandola y observando sus movimientos e insinuaciones hasta ahora* . Ahora que ya nos conocemos algo mejor, será más facil que disfrutemos de los sabores del otro. Realmente, soy incapaz de esperar tan ansiado momento *ahora, la imita en el tono de noble, cosa que ella ya ha podido comprobar que, pese a que le pega tanto como a un santo dos pistolas, es muy capaz de hacer y no quedar mal* , aunque estoy seguro de que su sabor será tan especial e inimitable como usted *otra indirecta bastante directa*

*Tras eso, y tras verla moverse más que un garbanzo en la boca de un viejo, no pudo sino escucharla cantar, mientras su energía la acariciaba entera, incluyendo ahora los labios y el cuello, ligeramente asombrado por su amplísimo registro de voz, aunque eso no fuese visible en su cara*

Miré al hombre despues de cantar, y me quedé así completamente quieta. Mis ojos pasearon por cada surco de su rostro, por su musculatura, por cada cicatriz...Sin perder ni un detalle de lo que veía.

Se quedó ahí sencillamente, dejándose acariciar por el riatsu del gigante, que aunque se tratase de solo energía, no podía negar que era cálidamente agradable, y sobretodo muy apetecible. Era intensa, calorífica y fuerte, con un cierto toque descontrolado... Se mordió el labio inferior, con una expresión de deseo pero que tambien expresaba el autocontrol, como la de una jovencita que sale a horas prohibidas de su casa y que sabe que eso le pasará factura...

Él no parecía querer parar y ella tampoco...Pero sabía que si no lo hacía, su deseo la haría acabar teniendo problemas, y su riatsu olía tan condenadamente bien...

Se tomó la libertad de cerrar los ojos y seguir sintiendo, cuando se dió cuenta de que el riatsu del hombre se rodeaba fervientemente sobre las muñecas y los tobillos de ella...Así que era eso ¿eh?...

Ella sonrió mordaz, y se levantó suavemente, como mecida por una gran ola invisible que la ayudaba a levantarse, miró al gigante con sonrisa juguetona y se dispuso de rodilla, con ellas algo abiertas, no en una psotura formalmente correcta.

-Tobikunai...¿Sabe que me gustan mucho las caricias?...-dije dejándolo caer, mas que como una indirecta. Parecía no venir a cuento - Mira que descubrir de esta forma el motivo por el que he recibido las tuyas...-dije acariciendo suavemente una de las rastas con ambas manos, como si estubiese cohibida.

De mis llemas aparecieron de nuevo cinco hilos violeta, en cada mano, y con un movimiento rápido, seguido de un gemido y un resoplido por la violencia del movimiento, até a sus muñecas cinco de las cuerdas, mientras otras cinco se enredaban sobre una de las vigas del dojo.

Una de las cuerdas me ató las muñecas y tensó mis brazos hacia atras por encima de la cabeza, aciendo que se me arqueara la espalda, atándose por mi cintura y de ahí hasta mis pies, quedando todo completamente tenso. Si tiraba de mis brazos, las cuerdas apretarían fuertemente. Otras dos cuerdas se tensaron sobre y bajo mi pecho, denotando su forma, mientras otras dos me bajaban de los hombros a los muslos, donde se ceñían ligeramente en las ingles, como en la forma de un bañador.

Me había costado realizarlo todo tan rápido como para que él no tubiese demasiado tiempo para reaccionar y la postura, a pesar de mi flexibilidad, no era demasiado cómoda para respirar. Esto hacía que mi abdomen se elevara con el ritmo agitado de mi respiración. Mis rastas reposaron de nuevo, excepto los hilos, que ahora se unían a las muñecas del hombre.

-Gensama...-dije con voz suave, aún en la situación en la que me encontraba - ¿Acaso no es esto lo que os hace vibrar de esa forma?...

Ahora el tenía las riendas. Con un leve tirón podía apretar las cuerdas, sin embargo, yo podía librarme de ellas en menos de un segundo. Estaba pendiente de su reacción. Siempre estaba bien saber esas cosas de los compañeros, todo podía usarse...

Sin embargo en ese momento mis cinco sentidos estaban puestos en el hombre, era alocada, pero no estúpida. Esto era un entretenimiento, un pequeño juego, un experimento, pero si tiraba demasiado fuerte podría partirme en pedazos...Pero no dejaría que eso sucediera. Tenía demasiada experiencia con ellas como para que pasase...Aunque tirase con todas sus fuerzas, no sería capaz de hacerlo...estaba preparada...y ansiosa por ver su reacción...

Como decía alguien a quien no recordaba...¿No querías caldo? Pues toma dos tazas...

*Gentatsu asistió atónito al espectaculo que se lo ofrecía justo en frente de sus narices. La shinigami más alta y estrafalaria que había visto en su vida, auto-inmobilizada para satisfacer sus más bajos instintos y morbos*

*Estaría bien decir que Gentatsu estaba a punto de caer sobre ella como un lobo famélico cuando, incapaz su mente de controlar su sed de bondage y perversión, fue su cuerpo el encargado de hacerlo.*

*El enorme shinigami, ante esa joven atada de pies y manos en una postura tan erótica, a bien que se habá alzado rápidamente, casi al instante, y se había puesto en tensión, agazapado, listo para saltar sobre ella, para poseerla con todas sus fuerzas a un a riesgo de partirla en dos en su delirio de pasión incontrolable. Su reiatsu, ya de por si gargantuesco, estalló, arrancando varias de las puertas corredizas del dojo de sus rieles y arrojandolas bien lejos, mientras lenguas de fuego espiritual rojo saltaban por doquier. La temperatura del dojo ascendió un mínimo de 15 grados centígrados, pasando de un relativo frescor a un cierto calor. Teniendo en cuenta que era invierno y que la temperatura había subido de golpe, era más que suficiente como para que diese la sensación de que, de golpe, alguien los había metido en un horno*

*No obstante, fue el cuerpo del mastodonte el que le detuvo. Tan pronto como había empezado, Gentatsu relajó su cuerpo y se alzó, alto cuan era. El sonido de un goteo, en el silencio que se había formado a raiz de la actuación de la rasta, sonó tan fuerte como si de una serie de disparos se tratase*

*La sangre corría por el lado izquierdo de la cara del gigante. Mezclada con esa sangre, muy roja, brillante y abundante, caía una sustancia densa y de color gris negruzco, casi como alquitrán diluido, que olía de forma nauseabunda. La mirada del coloso había perdido prácticamente todo su alegre jugueteo, mientras miraba su mano salpicada de sangre y sustancia. Su mirada no reflejaba ninguna preocupación, sino más bien hastío*

*Detrás de el, su larguísima espada empezó a lanzar una larga bocanada de humo negro, que acabó tomando forma de perra. Es Inugami, la forma materializada de la zampakutoh de Gentatsu, la cual ya conoce a Ai y viceversa*

- Te acabas de volver ha abrir la herida del ojo por gilipollas *le dijo la perra, andando de forma magestuosa y pesada hacia el* Tu globo ocular está rezumando todo el humor acuoso que le quedaba.

*Gentatsu ignora a la perra para dirigirse a la shinigami que aun debe seguir inmobilizada*

- Sintiendolo mucho, señorita Kurotsuchi, tendremos que dejar nuestra peligrosa sesión de bondage para más tarde *comenta, sonriendo burlón, tomandole el pelo una vez más incluso mientras lo que queda de su ojo izquierdo está siendo vomitado por debajo de una gasa* . ¿Le sabe muy mal si me retiro?

*Tras escuchar su respuesta, Gentatsu sale de escena para ir a limpiarse el ojo a cualquier lado*

La respuesta fué tan evidente que hizo que hasta me sonrojara. No rebentó el dojo de milagro y eso me divirtió y me sedujo en partes iguales. Sonreí ante la tensión que ofrecía su cuerpo, sin duda dispuesto a asaltarme de un momento a otro. Le había pillado sin ninguna duda, y aunque nome desapetecía quizá ese tipo de desfogación con alguien a quien acababa de conocer no resultaba buena idea...

Ya se sabe, luego siempre vuelven a pedir más, hasta que ya no puedo controlarme...

Sonreí al hombre ante la situación, aún cuando vi su pobre ojo dañado sin duda por la misión, haciéndose aún mas daño. Estaba goteando...goteando en un sin fin de ese delicioso nectar que era la sangre. Tan vivo y tan fuerte....

Rodeada de pura delicia, de un riatsu que me hacía sudar y de su aroma de vida surcando el ojo de mi compañero. Un límite....ahora...

Miré al hombre y cómo se levantó, y en ese momento su zampakuto pareció materializarse. Uish...que mentiroso...Nadie que no sepa usar adecuadamente la zampakuto puede conseguir una cosa así...Pero qué travieso que era Gen...

Aprobeché su impulso, que no dejaba de ser juguetón del mismo modo que sus palabras, para liberarle y liberarme y una vez hecho, levantarme para crujirme el hombro y el brazo, haciendo movimientos circulares mientras me acercaba al hombre, que pedía excusas para marcharse.

Le sonreí abiertamente, con el placer impreso en la cara y el deseo de volver a verle que el encuentro había propiciado que existiera. Observé a la perra desde mi posición cerca de él, y la sopesé sonriendo con denotado interés. Era muy hermosa...

Finalmente me acerqué al gigante y puse suavemente mi mano sobre su mejilla en una caricia, sin importarme que estubiese cubierta de sangre, en un gesto que cualquiera diría que era cariñoso por completo.

- Retiráos, Gensama...No me gustaría que os pasase algo, ahora que hemos empezado a conocernos y me caéis tan bien...-separé la mano de su rostro y sonreí con sinceridad, con el deseo aún impreso en el gesto - Pero no olvidéis que me debéis una sesión...-dije juguetona, dando el encuentro por terminado.

Le observé salir por la puerta, y una vez me cercioné de que no había nadie alrededor que pudiese mirarme, mediante un análisis del riatsu, prácticamente infalible, me senté en el dojo observándome la mano....

MMM...pequeño tesoro...

Suavemente me metí los dedos en la boca, saboreándo a aquel ser que había tenido ante mí y que acababa de conocer. Sin duda cumplía las expectativas con creces, ardiente y pasional, con un sabor cálido y seco. Mientras aún percibia la gran cantidad de riatsu residual por nuestro encuentro una leve risa salió de mis labios mientras me terminaba ese manjar de Dioses que su sangre suponía....

Solo unos pocos afortunados podíamos disfrutar de semejante cosa...

[FDP: Creo que podemos darlo por terminado...]